Para septiembre de 2019 los cuatro grupos o feudos de delincuencia organizada que gobiernan a Venezuela son: La Cúpula, liderada por Nicolás Maduro, Cilia Flores y los asesores cubanos. El mal llamado “Cartel de los Soles” o para ser más precisos, el Alto Mando Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. La tenebrosa “Corporación Siria” liderada por Tareck Zaidan El Aissami Maddah, Vicepresidente del Área Económica, y la corporación familiar Diosdado Cabello, reseñó Infobae.
El Político
Marcos Tarre Briceño reseña que cada uno de ellos cumple con los estándares de la Unión Europea para ser calificados como grupos de delincuencia organizada.
De estas cuatro organizaciones “La Cúpula” es la más grande y también más difícil de precisar porque mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. Maneja actividades lícitas, así como ilícitas. Pero sólo unos pocos integran el núcleo en el que se toman las decisiones para mantenerse en el Poder y repartirse el cuantioso botín. La Cúpula mezcla la gigantesca estructura del macro Estado venezolano y del Partido Socialista Unido de Venezuela
El núcleo “duro” de La Cúpula se ha ido decantando y ahora lo conforman sólo cuatro personas: El Presidente Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores que se hace llamar la “Primera Combatiente” y los hermanos Rodríguez Gómez. Jorge que ahora ocupa la cartera del Ministerio de Comunicaciones, ha sido vicepresidente de Venezuela y presidente del Consejo Nacional Electoral y alcalde del municipio Libertador; y Delcy Eloína, fue presidenta de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente, Ministra de Relaciones Exteriores, Ministra de Comunicaciones y actualmente ocupa la Vicepresidencia de Venezuela. Ambos son hijos de Jorge Antonio Rodríguez, dirigente de la extrema izquierda, asesinado a los 34 años en 1976 por torturas perpetradas por la policía política DISIP. En una sorprendente confesión pública en julio de 2018, la vicepresidente de la República Delcy Rodríguez se refiere a motivaciones muy personales para su participación en el Gobierno:
“La revolución es nuestra venganza por la muerte de nuestro padre y sus verdugos… Sabemos que la llegada del comandante Hugo Chávez fue nuestra venganza personal…”
El presidente Nicolás Maduro no toma ninguna decisión importante sin que sea antes aprobada por La Habana; y por lo general, las estrategias políticas, medidas o pasos a dar por el gobierno venezolano vienen dictadas directamente desde Cuba y son disciplinadamente instrumentadas por Nicolás Maduro. Así que, la eficiente y planificada seducción que ejerció Fidel Castro sobre Hugo Chávez, al morir éste y asumir la presidencia el “sucesor” recomendado por La Habana, se convierte en una relación de control directo sobre La Cúpula; además de contar con la larga experiencia de los agentes de inteligencia y estrategas cubanos para penetrar, reprimir, dividir, desinformar, manipular y hacer todo lo necesario para que Nicolás Maduro se mantenga en el palacio de Miraflores.
Ya desde los tiempos de las presidencias de Hugo Chávez dejaron de hacerse las reuniones formales de Consejo de Ministro. El “comandante eterno” gobernaba a través de su programa semanal “Aló Presidente” o con las impuestas y larguísimas cadenas de radio y televisión u ocasionalmente convocaba lo que él llamaba el “Alto Mando Político” para algunas cuestiones importantes; los funcionarios acusados de corrupción u otros delitos nunca fueron investigados, sino recompensados y ascendidos y los ministros rotaban sus posiciones, como si todos fueran especialistas o aptos para cualquier cargo. A partir del 2013, con Nicolás Maduro en la presidencia, se mantuvo ese esquema, pero con menos cadenas televisivas. Los obligatorios pases a retiro de la alta oficialidad fueron alterados de acuerdos a las conveniencias del momento y continuaron las rotaciones de los altos cargos, tratando de satisfacer a los diferentes grupos, pero siempre buscando disminuir la influencia de Diosdado Cabello.
Un segundo círculo de La Cúpula la conforman un puñado de funcionarios que se rotan cargos ministeriales o presiden las principales instituciones del Estado; se mantienen a la orden y al servicio de La Cúpula, prestos a ocupar los altos cargos que se les indique. Ellos son: Aristóbulo Iztúriz Almeida, Jorge Alberto Arreaza Montserrat (todavía esposo de Rosa Virginia Chávez, hija del fallecido presidente Hugo Chávez, del cual está actualmente separado), Iris Varela, Isaías Rodríguez, Hermann Escarrá, Francisco Ameliach, Adán Chávez, hermano mayor del difunto presidente y vestigio del chavismo, sólo para mencionar a los más conocidos.
La Cúpula es un grupo de origen fundamentalmente civil, nacido con afinidad ideológica de izquierda. Cuenta como operadores políticos algunos militares activos, como el ministro de Relaciones Interiores mayor general Néstor Reverol y al director de la policía política SEBIN, mayor general Gustavo González López, ambos en la lista OFAC del Departamento de Estado de Washington y en el caso de Reverol, con un juicio abierto por narcotráfico en Nueva York. Si bien son altos oficiales de las fuerzas armadas, desde los tiempos de la presidencia de Hugo Chávez sus actividades ilícitas los ha convertidos en rehenes de sus propios delitos e individuos sumisos a las órdenes de La Cúpula, que pudiera prescindir de ellos simplemente sustituyéndolos en sus cargos de libre remoción. Ambos fueron “hombres” de Diosdado Cabello e intervinieron en las operaciones de narcotráfico del mal llamado “Cartel de Los Soles”, pero ahora son operadores del principal grupo corporativo criminal. A éste círculo pertenece también la almirante Carmen Meléndez, que bajo el manto protector de la “primera combatiente” Cilia Flores ha sido ministra de la Defensa, de relaciones Interiores, del Despacho de la Presidencia y actualmente es gobernadora del estado Lara.
La Cúpula cuenta también con “Operadores Funcionales” como Mikael Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia, de Tibisay Lucena y las otras rectoras del Concejo Nacional Electoral, CNE, el órgano rector en materia electoral y sumiso a las instrucciones del Ejecutivo; Freddy Bernal, quien maneja y dirige la discriminatoria distribución y venta de las bolsas de comida llamadas CLAP e intenta reinar en el fronterizo estado Táchira; Jaqueline Coromoto Faría, actualmente ministra de Comunicaciones.
Violando todo procedimiento constitucional se ha inventado una especie de “Supra-poder” con la instauración de la Asamblea Nacional Constituyente. También cuenta a medias con las principales policías nacionales. La Cúpula posee un brazo armado propio: las bandas motorizadas armadas que se activan y desactivan para amedrentar, golpear o disparar contra los “enemigos políticos”. Igualmente cuenta con el apoyo, menos incondicional, pero apoyo al fin, de muchos de los Colectivos que gobiernan territorios de la parroquia 23 de Enero de Caracas y de otras ciudades de país.
La Cúpula es responsable directa de muchos homicidios cometidos por las “bandas motorizadas”, su fuerza de choque, tanto en las olas de protestas públicas del año 2014 como en las del 2017; así como de las detenciones arbitrarias e ilegales; y torturas cometidas en los centros de detención hacia líderes y voceros de oposición, periodistas y oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana detenidos.
La Cúpula, en la que figura como miembro principal Nicolás Maduro, electo de forma dudosa en las elecciones del 2013 y que desde enero del 2019 ha usurpado la presidencia de Venezuela, también es la principal responsable de la crisis general y catastrófica que padece el país: hambre, emigración forzosa de 4 millones de venezolanos, muerte de niños y enfermos por falta de medicinas, inseguridad, carencia de los servicios más elementales y de los derechos fundamentales, concluye el portal.
Fuente: Infobae