El problema de la inflación es mundial. Ningún país puede esconderse de dicho problema; quizás pueda decir que sus índices son "menores" o "más manejables" que los casos de otros países, pero el problema está ahí y es imposible obviarlo.
El Político
Las economías occidentales enfrentan una situación inflacionaria que está arreciando. Son noticias desagradables, sobretodo para los que viven alquilados, como sucede en España.
La variación interanual del Índice de Precios al Consumo (IPC) lleva dos meses marcando máximos que no se veían desde hace muchos años. En septiembre fue del 4% y en octubre ha escalado hasta el 5,4%. Eso significa que los contratos de alquiler que se actualicen conforme a ese indicador, el más habitual, pueden sufrir subidas considerables.
Según un estudio publicado el portal Idealista y dado a conocer en el Diario El País, "para un alquiler mediano en España, que cuantifica en 700 euros por una casa de dos habitaciones, supondría pagar casi 38 euros más al mes."
"O lo que es lo mismo: más de 450 euros al año. Pero la situación varía enormemente de unas ciudades a otras porque depende de la carestía de los pisos: en Barcelona, Bilbao o San Sebastián el incremento medio se acerca a los 50 euros mensuales. Y en Madrid o Palma superaría los 40 euros.
Es lo que le ha pasado a Antonio, un periodista de 33 años que vive en Madrid. Hace unos días recibió un correo electrónico de su casero. A partir de diciembre tendría que pagar casi 46 euros más al mes. Alquiló una casa en el centro de la capital por 850 euros hace un año y en adelante la renta, aplicando la variación del 5,4% de octubre, pasaría a costar 895,90 euros.
“Llevo más de diez años en Madrid y es la primera vez que veo que tengo que pagar tanto de más”.
El periodista comenta que nunca le habían aplicado la revalorización de la renta porque coincidía que el IPC era negativo o suponía tan poco dinero que el arrendador no la reclamaba.
De hecho, durante años este indicador mostró tasas de crecimiento muy débiles, y en la pandemia se volvió negativo.
Inflación: cambiaron las reglas
Pero los precios encadenan ocho meses de subidas consecutivas. Y en paralelo, las cuestiones sobre la actualización de los alquileres ha ido ganando peso en los servicios de consultas jurídicas.
Legálitas calcula que las llamadas relacionadas con la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) han aumentado un 10% en los últimos dos meses, según datos aportados por el Diario El País.
“Preocupa al inquilino e interesa mucho al arrendador”, resume Macarena Redondo, abogada del departamento de Inmueble de esa compañía.
Tradicionalmente, muchos caseros ignoran esa posibilidad y eligen dejar las cosas como están. Pero la subida del IPC aumenta la posible ganancia y eso hace que se interesen más por el asunto.
Es lo que le ha pasado a Virginia Martínez, una empleada de banca de 38 años que vive en Majadahonda (Madrid). Esta semana ha recibido una correo electrónico en que le exigen un aumento de renta de casi 50 euros.
“El alquiler lo gestioné de manera un poco rápida por una situación personal”, explica, “hablé con ellos y les pregunté si tendría incrementos importantes de renta y me dijeron que no, pero no me leí todo el contrato. Sé que hice mal”.
Enfrentar la inflación con la ley en la mano
La primera recomendación de la experta legal es, precisamente, “revisar el contrato y verificar la normativa aplicable y el contenido de las cláusulas”.
El mecanismo para ajustar los precios del alquiler ha sido objeto de muchas modificaciones legislativas en los últimos años. Hasta cinco veces se ha cambiado el artículo 18 de la Ley de Arrendamientos Urbanos, el que se refiere a la actualización de la renta, en los últimos ocho años.
Pero a grandes rasgos hay que diferenciar dos situaciones: si el contrato se firmó antes o después del 31 de marzo de 2015. En los anteriores, el casero tiene derecho a subir anualmente lo que haya variado el IPC; en los posteriores solo podrá hacerlo si así consta específicamente en el contrato.