En los últimos siete meses, la tasa de inflación anual se ha situado por debajo del 2%. Incluso, en este año se ha registrado durante tres meses cifras de inflación mensual negativa: julio, agosto y octubre. Mientras que en los mismos meses del 2015, la inflación anual se ubicó entre el 3 y 4%. La semana pasada, el Instituto de Estadística y Censos (INEC) publicó las cifras de octubre, que presentó una inflación mensual de -0,08 y 1,31%, de octubre del 2015 a octubre del 2016.
Según el último reporte del INEC, los precios cayeron ligeramente en alimentos y bebidas no alcohólicas, prendas de vestir y calzado, comunicaciones, muebles y artículos del hogar, entre otros. Mientras que servicios como salud, alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles, transporte, restaurantes y hoteles, entre otros, presentaron una leve alza.
Durante este año, el consumo se ha reducido debido a la contracción de la economía nacional y el sector comercial ha buscado compensar la pérdida del dinamismo en las ventas con rebajas, descuentos y promociones. Según las proyecciones del Banco Central del Ecuador (BCE), el sector comercial decrecerá -1,6% en este año. Para especialistas en materia económica, las cifras bajas de inflación en los últimos meses dejan ganadores y perdedores.
Pablo Lucio Paredes, catedrático de economía de la Universidad San Francisco de Quito, señala que por un lado, los consumidores serían los beneficiarios debido a que tienen un mayor poder adquisitivo para adquirir bienes y servicios con costos reducidos. Además, dice Paredes, en esta época del año se comienzan a analizar los incrementos salariales que regirán para el próximo año. Si la tendencia de precios bajos se mantiene y se suben los salarios, esto puede representar un beneficio para los bolsillos de los consumidores. Del otro lado están las empresas. El analista económico sostiene que un ajuste de precios perjudicaría a las compañías del país. Si los precios caen, pero los costos laborales o financieros no la hacen, las compañías tienen menores ingresos y menor ganancia.
Para Marco López, exmiembro del directorio del BCE, la reducción en los precios puede beneficiar al consumidor que tiene liquidez. Sin embargo, el sector productivo se ve afectado debido a que la reducción en costos no se debe a una producción más barata o eficiencia, sino a que no logra vender sus ítems. Esto, según López, afecta en los márgenes de ganancias de las empresas. La reducción en los precios no es causada por un mayor incremento en la producción o mayor oferta, sino por la caída en el consumo, sostiene Alberto Acosta Burneo, editor de la publicación Análisis Semanal.
Para el economista, pese a que hay una mayor liquidez en la economía, el consumidor no se anima a comprar más. “La economía todavía está mostrando síntomas de debilidad. A pesar de que la economía ha ganado liquidez la demanda sigue contraída y la inflación sigue desacelerándose”, añade el analista. Incluso, la inflación se ha mantenido en cifras bajas, pese al incremento del Impuesto a los Consumos Especiales (ICE) en productos como la cerveza, gaseosas, bebidas no alcohólicas (jugos, refrescos, etc.) y cigarrillos. La Asamblea aprobó el martes 26 de abril del 2016 la Ley Orgánica de Equilibrio de las Finanzas Públicas, que fue remitida por el Ejecutivo con el carácter económico urgente. Incluía el incremento del ICE en estos productos.
Este articulado entró en vigencia desde mayo de este año. Una inflación baja en recesión impacta en la rentabilidad de las empresas, sostiene Patricio Alarcón, presidente de la Cámara de Comercio de Quito. Según él, las empresas se han visto obligadas a reducir sus costos para atraer más clientes durante todo este año.
Una de las causas, según Alarcón, es que todavía existe cautela a la hora de comprar por parte de la ciudadanía y eso se ve reflejado en el Índice de Confianza del Consumidor del Banco Central. En septiembre, el indicador llegó a 34,0 puntos, mientras que en el mismo mes del año pasado este indicador se ubicó en 39,5.
Con información de El Comercio