Glenda Valdez estaba observando a televisión en Austin cuando -repentinamente- ve la foto de una pequeña inmigrante descalza con una chaqueta roja en la frontera entre EE.UU. y México: ¡Era su hija de 9 años!
El Político
Cuando su pequeña tenía dos años. Glenda Valdez se despidió de ella con un beso y partió hacia Estados Unidos.
Ese día, el noticiero mostró un video donde se ve a la pequeña luego de ser encontrada por agentes de la Patrulla Fronteriza en La Joya, Texas. La niña que -ya tiene nueve años- les contó que perdió el número de su madre y no sabía dónde vivía, pero que ella la esperaría, narró, AP.
Afortunadamente, Glenda Valdez pudo recuperar a si hija, sabe muy bien que no todos los padres pueden hacer lo mismo con los niños que cruzan solo la frontera entre EE.UU. y México, quienes son expuestos a miles de peligro cuando realizan esta odisea.
El reencuentro
El reencuentro entre la hondureña de 26 años y su hija fue en el aeropuerto internacional Austin-Bergstrom de Texas. Llorando abrazó a su pequeña. Gracias a la foto que vio en el noticiero, que fue tomada por el fotoperiodista de la agencia de noticias AP, Gregory Bull, pudo reencontrarse con su pequeña.
“Te quiero mucho. Doy gracias a Dios”, dijo la madre cuando finalmente abrazó a su hija.
Un padre que no se ocupaba de su hija
El padre de Emely no se ocupaba de ella. Cuando Valdez emigró hacia EE.UU. la niña quedó bajo custodia de su abuela; pero su progenitor se la llevó.
Según Valdez tuvo muy poco contacto con su hija, porque su padre prefería que no hablase mucho con ella. En ocasiones le hacían video llamada. Un día Emely le dijo que tenía una madrastra que no la trataba bien, relató Listin Diario.
La niña de 9 años narró que su padre, al ver que no era feliz, decidió entregarla a alguien. Así, la dejó con un adulto que la ayudó a llegar a la frontera entre México y Estados Unidos a lo largo de varias semanas.
¿Cómo encontraron a Emily?
La Patrulla Fronteriza encontró a Emely en La Joya, Texas, la medianoche del 12 de mayo. La niña tenía unas seis horas con un grupo de gente que no conocía caminando, le faltaba un zapato y lloraba desconsoladamente, describió .AP,
“Tenía sed y no había nada que beber. No sabía hacia dónde íbamos” ,comentó Emely el domingo.
La pequeña le contó a los policías fronterizos que había perdido el número de teléfono de su madre y que no sabía dónde vivía ella. Luego, le dio los detalles a los periodistas para tratar de ubicar a su madre.
“Tiene cabello rizado, aunque a veces se lo alisa. Tiene un aro en el labio. mi madre me espera”, describía la pequeña.
No obstante, aseguró que no sabía que su padre la había enviado a la frontera.
Mujer inmigrante en EE.UU. ve por TV a su pequeña pasando la frontera
Mientras, en Austin, Glenda Valdez estaba en su casa viendo un noticiero de Univision cuando vio una foto de Emely con una chaqueta roja y sin un zapato. En seguida reconoció a su hija y llamó a las autoridades estadounidenses, a la cadena televisiva y a organismos de refugiados.
“Estaba conmocionada, honestamente. Imagínese estar viendo televisión y de repente se aparece tu hija. Verla llorando, diciendo cosas que me partieron el corazón. Que estaba molesta, llorando y todo eso. Ver es imagen suya descalza. Fue todo muy duro para mí”, narró Valdez a AP,
A Emely la trasladaron a un albergue para menores, su madre recibía respuestas vagas de las autoridades. Le decían que tuviese paciencia.
¡La llamada salvadora!
Finalmente, el pasado miércoles, Glenda Valdez recibió una llamada en la que le dijeron que Emely estaba en un albergue del gobierno. Luego, el sábado le informaron que se encontraría con ella al día siguiente. A la hora indicada, bajó corriendo una escalera del aeropuerto para abrazar a su hija.
Ahora Emely está con su madre, su esposo y otras dos hijas que tuvo Valdez. La madre dijo que tratará de recuperar el tiempo perdido.
“El plan es aceptar todo lo que disponga Dios y estar con ella aquí”, aseguró Valdez.
Ola de migrantes menores de edad que cruzan solo la frontera
Emely es solo una de las niñas parte de una ola de migrantes menores de edad que cruzan la frontera desde México solos diariamente. Y el sistema de albergue está al límite de su capacidad.
Unos 19.000 niños llegaron en marzo, esta cifra es un un nuevo récord. En abril llegaron cerca de 17.200,la segunda oleada más alta. Un tercio de los menores vienen de Honduras. Es el segundo contingente más alto, superado solo por el de guatemaltecos, destacó AP.
Siguiendo la ley federal y un fallo de hace décadas, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos trata de ubicar a los menores “en el ambiente menos restrictivo” posible, lo que, en la mayoría de los casos, es en el hogar de un padre o pariente cercano que vive en Estados Unidos.
El promedio de unos 35 días es lo que debe transcurrir para ubicar a un menor en una casa.
Los niños generalmente son entregados a alguien con instrucciones de presentarse a una audiencia en la que un juez decidirá si acepta su pedido de asilo o no. Las decisiones finales pueden tomar años debido a que hay muchas solicitudes en proceso.