Si los rumores colectivos fueran cuantificados como votos a favor de la oposición, ya Venezuela estaría en pleno proceso de cambios y en rumbo a la recuperación económica, política, social y hasta moral.
Egildo Luján Navas/El Político
Sin embargo, pareciera que los ciudadanos, motivado a razones incomprensibles, han perdido el sentido de la realidad, además de hacer cálculos y planes sobre falsos escenarios.
De hecho, ante este caso, es oportuno comentar la situación, factibilidad y posible resultado de unas supuestas elecciones a realizarse a finales de 2024, tal y como está expresado en la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Ante el eventual proceso comicial planteado, es importante recordar que en el transcurso de los últimos 23 años, han habido 33 hechos electorales que, salvo en 4 de ellos, triunfó (¿?) la oposición.
Pero, además, que el hecho no se tradujo en la posibilidad de propiciar cambios tangibles. Cabe citar, como ejemplos dos procesos: el Referéndum Constitucional que se realizó en el año 2007, con la intención de modificar 69 artículos de la Constitución vigente desde 1999, y que terminó por convertirse en una propuesta que perdió el proponente para entonces, Hugo Chávez.
Sí, el mismo que calificó esa victoria de la oposición (textualmente) de "Una victoria de mierda". ¿Es que acaso el hecho de haberse perdido ese Referéndum le evitó al Régimen hacer los cambios? No. Los cambios se realizaron vía Decreto, y contraviniendo el resultado del referéndum.
Más elecciones
Igual sucedió cuando se ganaron las elecciones, y con mucho éxito, alusivas a la Asamblea Nacional el 6/12/2015, y en la que se obtuvieron 112 de los 167 diputados o escaños.
Fue cuando la mayoría absoluta pasó a ser 2/3 de la Asamblea y, empalagados por el triunfo, el Presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup, se manifestó con el anuncio de un cambio en la Presidencia de la Republica en 6 meses.
Desde luego, no deja de ser curioso el hecho de que, habiendo transcurrido 8 años, la oposición continúa esperando por el cumplimiento del citado compromiso.
Ante dicha propuesta, habría que recordar que el hoy ausente Presidente Hugo Chávez Frías siempre se manifestaba afirmando: "Todo dentro de la Constitución Nacional; nada fuera de ella."
Al hacer esta serie de consideraciones, es inevitable que se recuerden muchas interrogantes, por lo demás, ampliamente útiles, cuando se convierten en valiosas ante el momento de citar algunas de ellas, a saber:
1- ¿Actualmente se podría calificar a los partidos opositores conscientes, acerca de la necesidad de concurrir a los procesos UNIDOS y con un candidato UNICO, y que tenga la credibilidad además de las credenciales para ejercer la Presidencia de la Republica?.
Sobre todo cuando, al convocarse unas primarias, lamentablemente divididos con múltiples candidatos, y entre los cuales se estaría obligando al elector a que concurra a elegir y parcializado por uno entre más de 20 candidatos.
2- ¿Estará el Consejo Nacional Electoral en disposición y posibilidad de actualizar el Registro Electoral, cuando se estima que, actualmente, hay más de 7 millones de venezolanos no registrados, y entre los cuales unos 3 millones están en el exterior.
¿O es que, acaso, a esos venezolanos se les negará su derecho constitucional a votar?
3- En el supuesto de que el CNE lograra cumplir el punto Número 2, ¿estaría la Sociedad Civil dispuesta a concurrir a unas elecciones, creyendo en el CNE como árbitro?.
¿O habrá una gran abstención en rechazo?. No debe olvidarse que se trata de Elecciones en las que, por cierto, el régimen podría ser el triunfador, al concurrir monolíticamente con un solo candidato y gozando de todas las ventajas.
4- ¿Habrá elecciones en el 2024, o habrá causas inesperadas o sobrevenidas que no permitirán ir a un proceso electoral?.
Hay hechos que lo pueden impedir, como es el caso de: Pandemia, falta de recursos, protestas como las actuales y más, y más, y más.
Mucha confusión
Lo cierto es que todo está muy confuso. Sin duda alguna, en el ambiente hay muchas interrogantes.
Por lo pronto, lo recomendable sería que los partidos de oposición, desde sus bases hasta sus cúpulas, dieran un ejemplo de raciocinio, cordura y de lógica, demostrando una verdadera unidad.
La Presidencia de la Republica no es una piñata a la que todos pueden concurrir.
Agrade o no la cita, pero lo cierto es que hay que ser honestos, tener credenciales, experiencia, reconocimiento internacional y visión de estadista.
Ese es un cargo de muchísima responsabilidad, y del cual dependerá el sistema de vida de más de 30 millones de ciudadanos.
También de conducir un muy complejo país, inmerso en muchas carencias e interrogantes.
Desde esta tribuna, y sin ánimo de promover críticas por el único propósito de hacerlo, a los interesados en participar en los hechos que están planteados, les corresponde atender los llamados que se les hacen, y sobre todo si su desempeño está planteado en lo que equivale la voluntad de aportar desde la oposición.
Hay que reflexionar. Y hacerlo en respuesta a lo que, repetimos, está propuesto, y en lo que traduce el hecho de hacerlo atendiendo a los principios democráticos.
No basta con defender una posición, argumentar un principio o autocalificarse de opositor, si tales expresiones son únicas para justificar posiciones con pretensiones de mando o de cargos.
Hay un norte que grita respuestas y que demanda voluntad de actuar y de servir. Se trata de la voluntad y disposición de salvar a Venezuela y de contribuir con el objetivo.