Las elecciones posteriores a la “muerte cruzada” se han concretado. En mayo de este año, el presidente en funciones de Ecuador, Guillermo Lasso, decretó la disolución simultánea del Ejecutivo y el Legislativo.
El Político
A partir de ese momento, las autoridades electorales de la nación suramericana tuvieron 90 días para organizar y realizar los comicios generales que se encontraban previstos para enero de 2025.
La votación, que tuvo un carácter extraordinario, se efectuó este domingo, 20 de agosto.
Ensombrecidos por el asesinato de cuatro dirigentes políticos, dos de ellos candidatos a la Asamblea Nacional (AN) y uno a la Presidencia, los comicios transcurrieron en medio de importantes despliegues de seguridad.
La jornada cerró con un resultado que fue anticipado, durante semanas, por distintos sondeos de opinión. Luisa González, la abanderada del movimiento Revolución Ciudadana, se hizo con la mayoría de los votos.
Según los números del Consejo Nacional Electoral de Ecuador (CNE), la ex diputada acumuló 33% de las papeletas.
En segunda posición se ubicó el empresario Daniel Noboa. Con sus 35 años, el joven dirigente es calificado como un representante de la élite económica ecuatoriana. Su padre, el multimillonario Álvaro Noboa, intentó llegar a la Presidencia del país en cinco oportunidades.
Aunque no se encontraba en el radar de las encuestadoras, Daniel Noboa logró arrastrar el voto de 24% del electorado.
56 días de campaña
A la luz de los resultados electorales de este 20 de agosto, la conclusión resulta evidente: Ecuador tendrá que definir a su próximo presidente en una segunda vuelta.
Ni Luisa González ni Daniel Noboa acumularon más de la mitad de los votos. Tampoco estuvieron cerca del 40% de las papeletas ni se aventajaron entre ambos por, al menos, 10 puntos porcentuales.
El balotaje que, salvo seña en contrario, debería efectuarse el 15 de octubre de este 2023, otorga, a ambos candidatos, una ventana de casi dos meses (56 días) para continuar con sus respectivas campañas electorales.
Durante ese tiempo, la ex diputada y el multimillonario intentarán conservar el voto que aseguraron en la primera ronda. También buscarán conquistar nuevos electores, sobre todo a aquellos que se decantaron por Christian Zurita.
El periodista, reemplazo del abatido Fernando Villavicencio, ocupó un honroso tercer lugar, al contabilizar 16% del escrutinio.
A la sombra de Rafael Correa
Luego de gobernar Ecuador durante una década (2007 – 2017), el ex presidente izquierdista Rafael Correa se ha mantenido en suelo europeo.
Aunque su domicilio y residencia principal se ubican en Bélgica, el fantasma del ex gobernante no ha dejado de merodear en la política ecuatoriana.
Luisa González es, de hecho, la prueba viviente de que el “correísmo”, más que una tendencia o una ideología, es un fenómeno vigente y vigoroso.
Con 45 años de edad, González es abogado de profesión. Además de estudiar leyes en la Universidad Internacional del Ecuador, realizó la maestría en Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid.
Su carrera política la hizo a la sombra de Rafael Correa. Fue secretaria nacional de la Superintendencia de Compañías. También coordinadora general de Agenda Estratégica Presidencial y, más tarde, secretaria general del Despacho Presidencial.
De igual forma, se desempeñó como viceministra de Gestión Turística y, luego, como titular de la cartera de Turismo.
González cuenta, además, con experiencia dentro del servicio de política exterior ecuatoriano. En 2015, se le designó cónsul general de Ecuador en Madrid.
Antes de ser ungida como candidata presidencial, la dirigente ocupó una curul dentro de la Asamblea Nacional que fue disuelta por Guillermo Lasso. Allí representaba a Unión por la Esperanza, una coalición de organizaciones políticas afines al “correísmo”.
Su principal promesa es la de reeditar los logros económicos que llegó a conseguir Rafael Correa y su Revolución Ciudadana cuando estuvieron en el poder.
En sus planes también contempla subsidiar el combustible, entregar créditos al sector agropecuario y asistir, con financiamientos “masivos”, a las familias endeudadas.
Dos apellidos con pedigrí
Antes de los comicios del fin de semana, el nombre de Daniel Noboa figuraba en las papeletas, pero no en los sondeos.
Según distintas encuestadoras, el empresario de 35 años contaba con el respaldo de una ínfima parte del electorado.
Aunque acertaron en el caso de González, los estudios de intención de voto demostraron estar equivocados al medir las posibilidades de Noboa para alcanzar la Presidencia.
Tras nacer en Guayaquil, en noviembre de 1987, se le bautizó como Daniel Roy-Gilchrist Noboa Azín.
Sus apellidos se encuentran vinculados a dos poderosas familias, que tienen vínculos con la alta política y las élites económicas.
Daniel Noboa es hijo de Álvaro Noboa, un multimillonario del sector bananero que compitió, por la Presidencia de Ecuador, en cinco oportunidades.
Su mamá, Anabella Azín, llegó a desempeñarse como asambleísta. También formó parte del cuerpo de constituyentes que redactó la Carta Magna de 2007.
Antes de competir por la Presidencia, Noboa, quien estudió Administración de Empresas, era miembro de la disuelta Asamblea Nacional.
Desde la Comisión de Desarrollo Económico y Productivo del Parlamento, tramitó leyes relacionadas con el ámbito tributario y de las inversiones.
Actualmente, representa a la alianza Acción democrática Nacional (ADN). Aunque algunos le califican como conservador, el ex diputado asegura que su voto proviene de la izquierda y la centroizquierda.
A diferencia de su rival, Daniel Noboa promueve la idea de un Estado austero, con cuentas públicas ordenadas y responsabilidad fiscal.