Mientras avanzaba el 2015, la alta probabilidad de un fenómeno de El Niño de gran magnitud iba generando cada vez más preocupación. Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, esta vez se tenían recursos para invertir en prevención, así como en mejorar la capacidad de respuesta del Estado. “Hubo una decisión estratégica en invertir”, afirma el ex ministro de Economía Alonso Segura.
En reporte que realizó el diario El Comercio, las cifras confirman esta idea: los gastos del pliego 68, dedicado a la reducción de la vulnerabilidad ante desastres, alcanzaron picos históricos en el 2015 y el 2016. Asimismo, se creó un programa específico de intervenciones ante la inminencia de El Niño, que tomaba recursos del pliego 68 y de otras partidas. Este programa sumó un presupuesto de (soles peruanos)S/3.097 millones entre el 2015 y el 2016, de los que se ejecutaron S/2.414 millones.
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En paralelo, se destinaron otros S/3.000 millones para una partida especial en la reserva de contingencia, cuyo fin era financiar la respuesta al fenómeno. Sin embargo, El Niño del verano del 2016 nunca llegó y, como informó la Unidad de Investigación de este Diario hace unos días, el Gobierno, con la aprobación del Congreso, trasladó el grueso de esa reserva a otros gastos.
La inclemencia de El Niño costero que sufrimos hoy lleva a cuestionar si los miles de millones gastados en prevención fueron eficaces y suficientes. Las lluvias y los huaicos ya han dejado 90 muertos y más de 120 damnificados, según el COEN, mientras que las pérdidas de capital estimadas por Macroconsult ascienden a US$3.124 millones, principalmente en infraestructura vial y en viviendas.
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