Parte del Gobierno chileno sigue observando el conflicto social que ha estallado desde el pasado 18 de octubre en clave conspirativa, informó El Periódico.
El Político
Mientras el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, convoca a la propia coalición de derechas y a los opositores a "ceder un poco" cada parte para reformar por consenso la Carta Magna porque "todo no es blanco y negro", el ministro de Exteriores, Teodoro Ribera, ve la crisis con el color de un presunto complot internacional. Las autoridades, dijo, investigan una posible injerencia extranjera en las protestas tras detectar hace seis semanas, un tráfico "desmedido" de internet "desde un país de Europa oriental" que se abstuvo de nombrar.
"Se está investigando por parte de los organismos internacionales chilenos si hay o no injerencia internacional directa", dijo Ribera en las puertas del mismo Congreso de la ciudad portuaria de Valparaíso donde los legisladores intentan diseñar el camino que conduzca a una nueva Constitución y, a la par, se estudia la posibilidad de habilitar una acusación constitucional contra el presidente, Sebastián Piñera, por las violaciones a los derechos humanos que han perpetrado integrantes de la policía militarizada (Carabineros).
Es en ese contexto de disputas parlamentarias que Ribera aludió a maniobras que se realizan fronteras afueras e informó a la prensa que "hubo en los días posteriores al 18 de octubre una cuota importante de uso de internet proveniente de un país de Europa oriental hacia Chile". Ese flujo incluyó la "creación de perfiles falsos". El ministro consideró que "no es ninguna novedad, absolutamente ninguna novedad de que hoy en día existen riesgo internacionales para los países y para las democracias".
Coincidencia con EEUU
Sus declaraciones se conocen un día después de que el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, acusara a Cuba y Venezuela de agitar las protestas en Latinoamérica. Pompeo aseguró que la administración de Donald Trump ayudará a los Gobiernos "legítimos" como los de Chile y Colombia a evitar que las manifestaciones callejeras se conviertan en "disturbios y violencia".
"Seguiremos apoyando a los países que intentan evitar que Cuba y Venezuela secuestren esas protestas", sostuvo Pompeo. El ex director de la CIA y actual responsable de la diplomacia norteamericano expresó a su vez el "orgullo" del trabajo realizado por Washington en América Latina, región que llamó "nuestro patio trasero", para contener la supuesta influencia de Caracas y La Habana.
Los costos del estallido
El estallido que remece a Chile desde hace más de un mes se inició con el rechazo al alza del boleto del metro y derivó en un cuestionamiento general de la desigualdad social y en un reclamo de cambios institucionales profundos. A lo largo de las protestas, el presidente Piñera pasó de considerar que el país enfrentaba una "guerra" a reconocer su error de diagnóstico y prestar el oído a los reclamos populares. Piñera sostiene no obstante que el único modo de dejar atrás una crisis que ha provocado al menos 23 muertos, centenares de heridos, destrozos en la infraestructura y una caída de la economía es encauzar pacíficamente las discusiones políticas sobre el futuro chileno. Las autoridades no dejan de poner a veces el acento en los actos de vandalismo por encima de las multudinarias y festivas manifestaciones callejeras, concluye el portal.
Fuente: El Periódico