Se espera que los anuncien en el último momento. Por ahora Macri y María Eugenia Vidal serán las caras visibles de la campaña de cara a las elecciones legislativas que se realizarán en el país este año.
La encuesta de la consultora M&F que dio primero a Sergio Massa en la Provincia y tercero al oficialismo no inquietó demasiado a quienes toman las decisiones importantes del Gobierno nacional y bonaerense. En parte, porque -dicen- no coinciden con las propias y falta un largo semestre rumbo a agosto. Y también, porque ese dato resolvió un axioma del encuestador más escuchado en el macrismo: Jaime Durán Barba. El consultor ecuatoriano profesa que en una campaña siempre hay que ir de menor a mayor. Paradójicamente a varios de los colaboradores más cercanos a María Eugenia Vidal -atendiendo a la imagen positiva de la gobernadora-les preocupaba un escenario inverso, acaso el más natural.
En Cambiemos no hay apuro. Por el contrario, están decididos a esperar. En la Casa Rosada y en La Plata están convencidos de que es la oposición la que debe mostrar sus cartas y proponer una alternativa a la gestión. Por eso, hoy la decisión es postergar lo más posible la definición de los candidatos. “Vamos a esperar lo máximo que podamos, como hizo Cristina (Kirchner) en 2015”, blanqueó uno de los principales armadores políticos en la Provincia. A juzgar por los resultados, la comparación parece poco feliz. “Nosotros no tenemos ningún Aníbal Fernández”, se atajan enseguida. En aquella oportunidad, el Frente para la Victoria esperó hasta las últimas 72 horas antes del cierre de listas para presentar la fórmula presidencial y los precandidatos en la Provincia. Ese es el esquema con el que se entusiasman en el Gobierno: oficializar los nombres propios en la última semana.
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Ese camino permitirá que los que tienen aspiraciones o la bendición del Presidente, la gobernadora y el jefe de Gabinete recorran la Provincia con el mismo mensaje. Si para el kirchnerismo la consigna era profundizar el modelo; el macrismo apostará a “consolidar el cambio”. Mauricio Macri y María Eugenia Vidal serán el cuerpo y las caras de las campaña. El Presidente se lo confirmó a la gobernadora en el almuerzo que compartieron la semana pasada, antes de las vacaciones mexicanas de la mandataria provincial. “Descansá”, le aconsejó pensando en el desgaste físico al que los obligará la campaña en el que “la gestión” y la obra pública será la principal carta del oficialismo.
Los líderes de Cambiemos prefieren a los candidatos “desconocidos” para la mayoría. Allí crecen las chances de Facundo Manes y de Gladys González. Imaginan que ninguna de las principales figuras del oficialismo pondrá su nombre en una boleta. Apuestan a un esquema “con padrinos” -Cristina Kirchner, Macri y Vidal y hasta Sergio Massa y el Grupo Esmeralda- apoyando a sus candidatos por afuera.
La historia será diferente si la ex presidenta termina compitiendo. “Si Cristina compite, va a ser Stravaganza, ninguna vedette se la va a querer perder”, señalan en la gobernación pensando en Massa y Elisa Carrió. Mientras tanto, insisten en la fuerza de la marca Cambiemos, la más identificable con un PJ dividido y la que más margen de crecimiento tiene.
Con la calculadora en la mano, el jefe de Gabinete de Vidal, Federico Salvai, les pide los 70 intendentes de Cambiemos que obtengan en sus distritos un 40% de los votos. En la tercera sección del Conurbano se conforman con obtener el mismo 30% que consiguieron -en promedio- en las elecciones de 2015. Allí, donde la imagen negativa de Macri supera la positiva, donde hay más electores, es donde el oficialismo tiene más margen para crecer: allí concentraran la campaña, las visitas y las obras. No la tiene fácil. El ministro de Educación bonaerense Alejandro Finocchiaro se concentra en La Matanza, donde la intendenta Verónica Magario busca cosechar los réditos del Metrobús, que construye la Nación.
Nadie descarta que en otros distritos populosos contarán con la ayuda de colectoras. Mario Ishii, en José C. Paz, y Alejandro Granados, en Ezeiza, colaborarían en ese sentido. Paradójicamente es un favor del mismo del mismo PJ que rechazó la reforma política que proponía el Gobierno y anulaba las colectoras. En la Provincia no se hacen cargo. “No tenemos posibilidades ni de aceptar ni de prohibir listas”, se desentienden.
Con información de El Clarín