La llegada desde México de una avioneta fantasma el 2021 a la isla Isabela, que luego fue robada, es uno de los hilos conductores de esta historia, que evidencia la facilidad con que operan los narcos.
El Político
“Charles Darwin la describió como la más desolada de las Islas Galápagos, un puesto de avanzada casi extraterrestre, llena de tortugas gigantes e iguanas marinas que no se encuentran en ningún otro lado del mundo, donde el humo salía de cráteres volcánicos y la lava fluía negra”.
Así arranca la investigación del Washington Post que durante varios meses reportearon Schmidt y Torres en Ecuador continental y en las islas, el año pasado.
Según el reportaje del medio estadounidense actualmente más de 100.000 turistas visitan las playas blancas de Isabela. Los visitantes viajan por aire aterrizan en el aeropuerto José de Villamil, una pista de aterrizaje solitaria rodeada de maleza. Durante el día, las modestas instalaciones están atendidas por un solo empleado. Por la noche, todo está en tinieblas. No hay cámaras de seguridad, ni luces. Nadie vigila la entrada a una de las reservas más cuidadosamente protegidas del planeta.
Fue aquí, poco después del anochecer de una tarde a principios del 2021, donde el empleado del aeropuerto, de 53 años, se sorprendió por un ruido: el zumbido de un pequeño avión aterrizando sin previo aviso en la pista.
Presa del pánico, se subió a su motocicleta y fue apresurado a la Policía. Cuando las autoridades llegaron a la pista, el Cessna Conquest II había sido abandonado. Quien lo había pilotado huyó, dejando atrás ocho contenedores de combustible, cinco de ellos llenos.
Desde el principio, las autoridades sospecharon de narcotraficantes. Este misterio ofrece un vistazo a la creciente amenaza criminal a las Islas Galápagos, el sitio más apreciado del planeta por su biodiversidad única, donde Charles Darwin confirmó su teoría de las Especies. Hoy este paraje paradisíaco está siendo arrastrado hacia el creciente tráfico de drogas que consume gran parte de América Latina.
En el Ecuador continental, a 600 millas de distancia, narcotraficantes mexicanos y albaneses han fomentado un aumento en la violencia de bandas violentas como nunca en la historia del país.
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