Freddy Bernal, gobernador del Táchira, se pasea armado entre las barricadas de la frontera entre Colombia y Venezuela, la misma línea limítrofe donde Rusia financió la instalación de radares militares y en la que narcotraficantes colombianos se disputan a sangre y fuego el control de las economías ilegales.
El Político
Bernal lleva 49 meses como el emisario de Nicolás Maduro para el Estado más robusto de esa área y es el encargado de buscar contactos con el lado colombiano, a pesar del cerco diplomático, para intentar reanudar el diálogo binacional en temas más allá del tránsito peatonal
Pero también –de acuerdo con inteligencia– tiene la instrucción de buscar meterse a Colombia con otros métodos: ¿está aliado con los actores ilegales?, reportó El Colombiano.
Freddy Bernal gobernador del Táchira
Los puentes que tiende Bernal del Táchira a Norte de Santander pretenden llegar hasta la Casa de Nariño. Desde febrero ha ido tejiendo acercamientos entre hombres de su grupo, el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), y políticos de ese departamento para hablar de lo que sería el día después del 7 de agosto cuando Iván Duque ya no sea Presidente y se termine el relato de “las horas contadas de Maduro”.
Además, es los ojos de Miraflores en una frontera con cinco radares rusos que pueden captar lo que sucede del lado este de las trochas, y en la que el Ejército colombiano tiene desplegados 7.000 comandos y drones que vigilan cualquier amenaza.
Esos acercamientos bajo cuerda se entretejen con todo un relato del intervencionismo caraqueño en Colombia: los seis venezolanos que expulsó el país en mayo de 2021 por las protestas, los otros 60 que había desterrado en noviembre de 2021 y la reciente captura del ciudadano ruso Sergei Vagin –por presuntamente financiar manifestantes y trabajar como ‘hacker’– dan indicios de un posible entramado para dar golpes de opinión en medio de la campaña en la que está Colombia.
Bernal: El guardián de la frontera
Freddy Bernal sostuvo reuniones con funcionarios de la Gobernación de Norte de Santander en 2021. Esos encuentros fueron de carácter público, tenían el visto bueno de ambos palacios presidenciales y se dieron en el marco de una legislación de Colombia que permite a los alcaldes y gobernadores de territorios de frontera entablar relaciones con su contraparte de otro país.
Pero la relación comenzó a distanciarse cuando no consiguió el objetivo de que se reactiven las aduanas, lo que tiene a la economía del Táchira y Norte de Santander aún sin despegar.
El político de 59 años, excomisario del cuerpo de inteligencia señalado de torturar presos (Sebin) se trazó el objetivo de reabrir la frontera para todo: tránsito de vehículos, mercancías y transporte público, una medida que se frena en el no rotundo del gobierno de Iván Duque de reactivar esa zona de 2.219 kilómetros que conecta los dos países.
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