Los problemas judiciales de la líder ultraderechista Marine Le Pen agitaron hoy la campaña presidencial francesa, después de que se conociera que los magistrados han pedido que se levante su inmunidad parlamentaria para poder interrogarla sobre unos presuntos empleos ficticios.
La noticia provocó en un primer momento sorpresa en su partido, el Frente Nacional (FN), que finalmente optó por minimizarla e inscribirla dentro de la dinámica "normal" de una investigación que, aseguran, persigue mancillar la imagen de la candidata para impedir su llegada al Elíseo.
La inmunidad como eurodiputada le ha permitido hasta ahora a Le Pen no acudir a las convocatorias policiales y judiciales en el marco de las pesquisas sobre el pago con fondos del Parlamento Europeo a asistentes parlamentarios que presuntamente trabajaban para el FN.
Los magistrados, que también solicitaron levantar la inmunidad de otra eurodiputada ultraderechista, Marie-Christine Boutonnet, han imputado ya a dos colaboradores del partido.
Marine Le Pen ya fue sancionada en la Eurocámara por esos empleos -por lo que le han embargado su sueldo de diputada europea-, pero la justicia francesa investiga desde marzo de 2015 si existe también delito en el ámbito nacional.
La noticia se ha dado a conocer en un momento en el que Le Pen registra una tendencia a la baja en los sondeos, que ya no dan por descontada su presencia en la segunda vuelta de las presidenciales del 7 de mayo próximo.
Hasta ahora, los problemas judiciales de la líder ultraderechista, que tiene abiertos hasta seis frentes en los tribunales, no parecían afectar a su tirón electoral y todas las encuestas la situaban como ganadora de la primera vuelta del próximo día 23.
Pero en el último mes las encuestas registran una tendencia a la baja y su diferencia con los otros tres principales favoritos, el socioliberal Emmanuel Macron, el conservador François Fillon y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, se sitúa ahora en poco más del margen de error de los sondeos.
Según la media de once grandes institutos demoscópicos, Le Pen y Macron, cuya tendencia también es de clara bajada, se sitúan ahora por debajo del 23 % de intención de voto, mientras que Fillon y Mélenchon ascienden y se colocan, respectivamente, con el 19,5 % y el 18,1 %.
La mayoría de los sondeos revelan, además, un elevado número de indecisos, en torno a un tercio, muy superior al que se registraba a estas alturas de la campaña en pasados comicios, en el que era de un cuarto.
A ello se suma que nunca antes cuatro candidatos habían llegado a la recta final de la primera vuelta de las presidenciales francesas con opciones de pasar a la segunda, lo que aumenta la incertidumbre.
Según el vespertino "Le Monde", el nerviosismo es creciente en el equipo de campaña de Macron, a quien los sondeos atribuyen el electorado más volátil.
Algunos integrantes de su equipo recuerdan que el centro político, por el que ha apostado Macron, ha obtenido tradicionalmente peores resultados de los que le auguraban los sondeos, por lo que temen que se desinfle.
Por ello, según el diario, Macron tratará de reactivar su campaña en la última semana, para lo que estudia presentar algún anuncio electoral de talla.
Los dos candidatos a la baja aprovecharán el largo fin de semana de Pascua -el lunes es festivo en Francia- para organizar grandes mítines con los que reactivar su campaña.
Macron tiene previsto mostrar sus fuerzas en el palacio de los deportes parisiense de Bercy el lunes, el mismo día en el que Le Pen lo hará, también en la capital francesa, en la mayor sala de espectáculos de la ciudad, el Zenith.
EFE