El lunes 29 de mayo del año en curso viajó a Brasil el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros. Y en el sitio de arribo, fue recibido "con honores" por su homólogo el Presidente Luis Ignacio Lula Da Silva.
Egildo Luján Navas/El Político
De esa manera, se le dio inicio en Brasilia a una Cumbre de países de América del Sur.
El visitante, en su discurso de apertura, además de ignorar las acusaciones y juicio de organismos internacionales, entre ellos, de la Corte Penal Internacional y que penden sobre su invitado, criticó y calificó las referencias como falsas, ignorando la triste situación venezolana y la continua violación de derechos humanos que se señalan por todas partes.
Adicionalmente, se refirió a los citados hechos calificándolos de "narrativa construida".
¿Será que el Presidente Lula, a pesar de las penurias arduamente documentadas sobre un pueblo, ignora que, de ese mismo sufrido pueblo venezolano, el 25% ha tenido que huir constituyendo la diáspora más grande en la historia del Continente, y que el salario mínimo oficial en Venezuela es de $ 5 al mes, por lo que dicho ingreso es catalogado por la Organización de las Naciones Unidas como de humillante pobreza crítica, donde millones sufren por hambre y miseria?
Las reacciones no se hicieron esperar
Luego del lamentable discurso del Presidente Lula, obviamente, las protestas en Brasil y el mundo no se hicieron esperar, por lo que recibieron duras críticas internas como internacionales.
Fueron rechazos y cuestionamientos al discurso, pero también causas que sirvieron de motivo para que, además, se le hiciera un llamado a los otros países a actuar en la proyección de un reclamo sobre la dolorosa y triste situación que viven los venezolanos que se mantienen en su país, como de los demás que están exiliados.
Es lamentable e incomprensible que Venezuela, Cuba y Nicaragua no sean vistos como lo que son: amenaza y viva imagen para el mundo, además de grave peligro que acecha al resto del Continente.
Adicionalmente, resulta insólito e increíble toda esa multiplicidad de intentos por tapar el Sol con un dedo, tratando de ocultar la trágica situación que, desde luego, también se dan internamente en Venezuela.
Mientras tanto, en el país se aprecia una parte de la supuesta oposición que, lejos de luchar unida, por ser precisamente expresión opositora de una misma causa común, boicotea o se distrae absurdamente del objetivo principal de rescatar al país, como de restituir la democracia perdida.
"Dios aprieta pero no ahoga"
Hay un dicho muy cierto que reza: "Dios aprieta, pero no ahoga". Y la cita viene ante lo que, nuevamente, se presenta como oportunidad para recuperar al país democráticamente.
Este año, concretamente en octubre, parte de la oposición, y calificada como tal en vista de la variedad de quienes les integran, a saber: alacranes, independientes, enchufados, chavistas light, los arrepentidos y los del 3, 4, o no sé cuántos "G", ha acordado realizar unas elecciones primarias.
¿Con qué fin?: el de escoger a un candidato único y poder competir en la elección Presidencial del año 2024, entre los que decidan participar.
Adicionalmente, con la esperanza de entusiasmar a un pueblo apático y desilusionado, para que intervenga y respalde en esas primarias a un único y fuerte opositor en contra del régimen.
Pero ¿y qué se espera que suceda?.
Es obvio que el régimen hará todo lo posible por alcanzar lo que ya sabe acometer con facilidad y visión de dominio: sabotear con acciones o argumentos insospechados el proceso electoral, evitando así que se consolide la evidente y muy temida unión ciudadana.
Pero, además, logrando derrotar al minoritario régimen rojo en las llamadas "constitucionales" y venideras elecciones presidenciales.
No obstante, cabe preguntarse: ¿ Con todo lo vivido, visto y ocurrido en Venezuela durante los últimos 24 años, y con un pueblo enardecido y obstinado, se cree que el régimen convocará a elecciones?
Es recomendable que esa fauna de varías pintas, "Hidra de Lerna" o amplia gama opositora, escuche con atención y obediencia no sólo la opinión mayoritaria, clamando por un cambio, sino también al gutural gruñido tipo perro bravo peligroso y con mal de resabia.
Después de todo, hay un componente en el proceso de lo que se vivirá y que no se puede subestimar, y es el hecho de proyectarse esperanzado en la posibilidad de lograr el rescate del país, con la voluntad de un pueblo -repetimos- obstinado de tantos abusos, corrupción y sufrimientos durante ya más de dos décadas.