El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), única fuente de fondos frescos que tiene la Argentina, quedó en el limbo tras la peor semana de la crisis, teñida por señales políticas tóxicas, azotes diarios de los mercados y sangría de reservas.
El Político
Hasta hace poco, en Estados Unidos todavía existía confianza en que el Fondo, aun renuentemente y quizá con nuevas condiciones, haría un crítico giro de US$5400 millones este mes.
La relación quedó encerrada entre cuatro dinámicas: las elecciones, la crisis, las decisiones del presidente Mauricio Macri y las declaraciones -públicas y privadas- de Alberto Fernández.
El Fondo brindó señales que en el mejor de los casos fueron vistas por inversores y analistas como cautas, y en el peor, como un distanciamiento. No hubo, como en el pasado, un respaldo explícito a la batería de medidas anunciadas por el Gobierno o el Banco Central desde las primarias. Ante ese vacío, solo hubo una promesa formal: analizarlas y seguir "al lado de la Argentina". Sobre el giro, nada.
"Francamente, las decisiones de política económica y las declaraciones de los líderes políticos y sus asesores son tan cambiantes día a día en la Argentina que estoy seguro de que ni los funcionarios ni la gerencia ni los miembros del directorio del FMI han decidido qué hacer con respecto al próximo desembolso", resumió Arturo Porzecanski, profesor de American University.
Los informes de Wall Street se hicieron eco de esa incertidumbre. La visión más optimista es que el giro se demore, pero llegue. Porzecanski cree que esta semana "se alejó la perspectiva" de recibir esos fondos, y avizora dos escenarios: postergar esa decisión hasta que, como planteó el Gobierno, se negocie un nuevo programa y un nuevo compromiso con el ganador de las elecciones del 27 de octubre; o, menos probable, "una rotura de relaciones" y una cancelación del acuerdo y el giro "de facto, sino de jure".
El "reperfilamiento" de la deuda cosechó una sinfonía de críticas y ningún elogio. Una lectura es que el plan podría ayudar a destrabar el giro -algunos, incluso, no descartaron que haya sido discutido con la misión del Fondo-, ya que de tener éxito podría mejorar la sustentabilidad de la deuda y brindarle garantías al board sobre el uso de los recursos del Fondo, y ayudar así a sostener el programa.
El Departamento de Estado renovó su apoyo al gobierno de Macri. Un vocero del Departamento del Hemisferio Occidental dijo que "Estados Unidos continúa apoyando" a Macri, y recordó la "relación cercana y productiva" entre ambos gobiernos. También envió una señal a Fernández ante una eventual negociación con el Fondo: "Estados Unidos está dispuesto a trabajar con cualquier gobierno que sea elegido democráticamente, gobierne democráticamente y aborde nuestra relación bilateral con buena voluntad".
Fuente: La Nacion