El Fondo Monetario Internacional (FMI) bendijo este jueves las reformas económicas y financieras emprendidas por el Gobierno tunecino para contener el déficit público y que forman parte de un plan de recortes exigido por la propia institución para la concesión de un crédito millonario.
Así lo subrayó hoy la misión del FMI encabezada por Björn Rother en un comunicado difundido a los medios al término de la visita de examen y estudio iniciada el pasado 28 de octubre.
"El equipo del FMI celebra el progreso logrado a la hora de poner en marcha reformas clave como la asunción de un código de inversiones de los planes para la reestructuración de los bancos nacionales", destacó.
"Las reformas a corto plazo deben tener como prioridad contener el rápido aumento de la deuda pública, que excede el 60 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), y deben poner las bases para un crecimiento sostenido que mejore las condiciones de vida de los tunecinos", agregó.
Entre estas reformas, el equipo del FMI también subrayó la obligación de presentar un presupuesto general del Estado para 2017 que incremente las partidas para la inversión pública y coloque los gastos del Estado en un nivel aceptable.
Además, propuso el desarrollo de medidas fiscales a medio plazo y el inicio de una reforma global de la Administración pública en términos de mejora de la viabilidad, la calidad y la eficiencia de los servicios a los ciudadanos.
"El equipo ha mantenido diálogos fructíferos con las autoridades tunecinas sobre las políticas a aplicar para poder completar el primer examen del crédito firmado entre ambas partes el pasado mes de mayo", de 2.200 millones de euros para cuatro años, dijo Rother.
Túnez sufre una profunda crisis económica, con altos índices de desempleo juvenil e inflación, fruto -entre otros factores- de la corrupción endémica y de la débil economía que dejó la dictadura de Zinedin el Abedin Ben Ali, derrocado en 2011.
A los bandazos de la difícil transición a la democracia, se han sumado el derrumbe del sector turístico, una de sus principales fuentes de riqueza, y la desconfianza de los inversores tras la oleada de atentados yihadistas sufrida en 2015.
Con información de EFE