La FinCEN y otras agencias estadounidenses juegan un importante papel en los esfuerzos contra el lavado de dinero en todo el mundo, en gran parte porque los blanqueadores y otros delincuentes comparten el mismo objetivo que otros clientes bancarios que operan entre fronteras: convertir su dinero a dólares de Estados Unidos, la moneda global de facto, a través de bancos corresponsales.
El Político
Un pequeño grupo de bancos con importantes operaciones en Nueva York, en su mayoría estadounidenses y europeos, se embolsillan comisiones realizando este truco, aprovechando su privilegiado acceso a la Reserva Federal de Estados Unidos (el equivalente en ese país al banco central).
Armando.Info reveló que que JP Morgan Chase, HSBC y otros grandes bancos han desafiado las medidas contra el lavado de dinero mediante el movimiento de grandes sumas ilícitas para redes criminales y personajes sombríos que han extendido el caos y socavado la democracia en todo el mundo.
Los archivos muestran que cinco bancos globales –JP Morgan, HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon– se beneficiaron de poderosos y peligrosos personajes incluso después de que las autoridades de Estados Unidos multaran a estas mismas instituciones financieras por anteriores fallos a la hora de contener los flujos de dinero negro.
Si bien los bancos están autorizados para detener una transacción si parece sospechosa, no están necesariamente obligados a ello. Simplemente tienen que presentar un informe de actividad sospechosa a la FinCEN.
La FinCEN, con aproximadamente 270 empleados, recopila y analiza más de dos millones de nuevos informes de actividad sospechosa cada año procedentes de bancos y otras firmas financieras. Comparte información con las agencias estadounidenses de cumplimiento de la ley y con unidades de inteligencia financiera de otros países.
Dentro de los grandes bancos, los sistemas para detectar flujos ilícitos de dinero dependen de personal con exceso de trabajo y falta de recursos, que normalmente trabajan en oficinas internas lejos de la sede central y con poca influencia dentro de sus organizaciones.
Documentos en los FinCEN Files muestran que los empleados de cumplimiento en los grandes bancos a menudo dependen de búsquedas básicas en Google para intentar saber quién está detrás de transferencias de cientos de millones de dólares. Según los documentos secretos, los bancos a menudo completan los informes de actividad sospechosa sólo después de que una transacción o un cliente se convierten en protagonistas de un artículo periodístico negativo o de una investigación del gobierno, generalmente después de que el dinero ya ha corrido lejos.
Luego de mover dinero del narcotráfico, el HSBC logró congelar por cinco años las acusaciones en su contra bajo la promesa de combatir agresivamente el lavado. Durante ese período siguió moviendo dinero de sospechosos de blanquear dinero de Rusia y de una estafa piramidal Ponzi.
En entrevistas con el ICIJ y BuzzFeed News, más de una docena de antiguos empleados de cumplimiento en HSBC cuestionaron la eficacia de los programas del banco contra el blanqueo de dinero. Algunos dijeron que el banco no les dio lo suficiente para ir más allá de una mirada superficial sobre los grandes flujos de dinero, y que las oficinas de HSBC fuera de Estados Unidos a menudo los ignoraban cuando solicitaban información sobre quién se escondía detrás de las grandes transacciones.
“Ellos decían: ‘Claro, te volveremos a contactar’. Pero nunca se ponían en contacto de nuevo”, recuerda Alexis Grullon, quien supervisó la actividad sospechosa internacional para HSBC en Nueva York entre 2012 y 2014. Según una demanda judicial presentada en diciembre de 2019 en un tribunal federal de Nueva York, empleados del Standard Chartered Bank que se opusieron a que transacciones ilegales fueran ignoradas resultaron amenazados, acosados y despedidos.
Julian Knight y Anshuman Chandra, los demandantes, afirman que se vieron obligados a abandonar sus trabajos de gestión en el banco después de que el banco se enteró de que habían cooperado con una investigación del FBI sobre transferencias de dinero que Standard Chartered había realizado a través de empresas de Irán, Libia, Sudán y Myanmar (Birmania) sancionadas por Estados Unidos. Según la demanda, Standard Chartered participó en un “esquema de blanqueo de dinero altamente sofisticado”, alterando los nombres de las partes sujetas a sanciones en Estados Unidos en los documentos de las transacciones y creando una solución tecnológica que permitió que estas transacciones ilegales pasaran inadvertidas para el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Chandra, que trabajó en la filial del banco en Dubai entre 2011 y 2016, concluyó que la eliminación de las sanciones ayudó a financiar ataques terroristas “que mataron e hirieron a soldados que servían en la coalición liderada por Estados Unidos, así como a muchos civiles inocentes”. La demanda afirma que el esquema permitió al banco beneficiarse de la “alta prima” que Irán y sus agentes estaban dispuestos a pagar para convertir los riales iraníes —la depreciada y sancionada moneda del país persa— en dólares.
“Puedes ejecutar un programa como este probablemente durante unos pocos meses sin ser pillado si se trata de un grupo pequeño el que lo coordina dentro del banco”, manifestó Chandra en una entrevista con BuzzFeed News, socio del ICIJ. “Pero algo como esto sucedió durante un período de años y generó miles de millones de dólares. Alguien en la cima debió haberse preguntado: ¿Cómo estamos ganando este dinero?”. Chandra y Knight afirman que el banco admitió sólo una parte de sus incumplimientos y mintió sobre cuándo se detuvieron las transacciones ilegales.
Esto ocurrió cuando el banco compareció para asumir las sanciones como parte del acuerdo de procesamiento diferido, con las autoridades de Estados Unidos, en 2012. La agencia prorrogó el período de prueba del banco una y otra vez durante varios años. Finalmente, en 2019, el banco pagó 1.100 millones de dólares más por incumplimientos reiterados de sanciones contra Irán y otros países, y acordó ampliar su pacto de procesamiento diferidos por dos años más.
En diferido Los fiscales americanos y otros funcionarios han elogiado los acuerdos de procesamiento diferido y otros tipos de acuerdos por blanqueo de dinero como herramientas efectivas para asegurarse de que los grandes bancos cumplieran la ley y dejaran de trabajar para delincuentes. Cuando las autoridades anunciaron el acuerdo de procesamiento diferido de Standard Chartered en 2012, un empleado del FBI manifestó: “Nueva York es una capital financiera mundial y un centro bancario internacional, y tienes que cumplir con las leyes para realizar negocios aquí”.
La investigación del ICIJ muestra que cinco de los bancos que aparecen más frecuentemente en los FinCEN Files —HSBC, JPMorgan, Deutsche Bank, Standard Chartered y Bank of New York Mellon— continuaron moviendo dinero para personas y empresas sospechosas a raíz de acuerdos de procesamiento diferido y otras acciones de cumplimiento de la ley contra el blanqueo de grandes cantidades de dinero. "Esto sucedió durante años y generó miles de millones de dólares. Alguien en la cima debió haberse Cuatro de estos bancos firmaron acuerdos de no procesamiento o de procesamiento diferido relacionados con blanqueo de dinero en los últimos quince años.
El único banco de los cinco que no ha sido objeto de un acuerdo de no procesamiento o de procesamiento diferido es el Deutsche Bank. No obstante, el banco alcanzó un acuerdo civil por 258 millones de dólares en 2015 como consecuencia de una investigación por los reguladores bancarios de Estados Unidos y Nueva York que encontraron que el banco había movido casi 11.000 millones de dólares a nombre de instituciones financieras de Irán, Líbia, Siria, Birmania y Sudán y otras entidades sancionadas por Estados Unidos.
¿Por qué aparentemente las grandes sanciones financieras no han servido para cambiar el comportamiento de los bancos? John Cassara, un experto en delitos financieros que trabajó como agente especial asignado a la FinCEN entre 1996 y 2002, dijo que el tamaño de las multas pagadas por HSBC y otros bancos pueden sonar grandes pero son una pequeña fracción de los beneficios de los bancos. Y el dinero no es pagado por los banqueros que deben rendir cuentas, dijo, sino que es pagado por los accionistas. BNP Paribas, el mayor banco de Francia, recibió la mayor multa de todas en 2014, cuando tuvo que pagar 8.900 millones de dólares [8,9 billones en el sistema americano] frente a la abrumadora evidencia de que ayudó a transferir miles de millones de dólares al sistema financiero de Estados Unidos a nombre de entidades de Sudán, Irán y Cuba que eran objeto de sanciones de Estados Unidos.
Al contrario que los acuerdos con HSBC y otros, este no fue un procesamiento diferido. El banco acordó aceptar una condena penal y despedir a trece empleados. La prioridad en las negociaciones del acuerdo fue asegurar que su licencia para procesar transacciones en dólares en Estados Unidos no fuera revocada permanentemente. Tras el anuncio del acuerdo, el precio de la acción del banco subió 4%. James S. Henry, un economista de Nueva York, abogado y escritor que ha investigado el mundo del dinero sucio desde los setenta, dice que se necesita “voluntad fiscal” para cambiar realmente la relación entre los bancos y los flujos de dinero ilícito. Esto se traduce en responsabilizar a los banqueros, no solo a los bancos y sus accionistas. “Tenemos que poner en riesgo a algunos altos ejecutivos que están a cargo de estas cosas”, afirmó Henry. “Y eso significa multas y/o cárcel”.