El grupo tabacalero más grande del mundo sigue aportando capital al presupuesto de la escudería italiana pese a que su imagen no puede aparecer en los bólidos de Maranello.
La Fórmula 1 es un escaparate único para las marcas. El año pasado, más de 90 firmas invirtieron en total 1.816 millones de dólares para que su logo apareciera en la carrocería de los autos más veloces del mundo, los cuales compitieron en 21 carreras repartidas por América, Europa, Asia y Oceanía. Las compañías que apostaron por la caravana del ‘Gran Circo’ para difundir su imagen tuvieron que desembolsar en la inmensa mayoría de los casos al menos un millón de euros, siempre sabiendo del enorme público al que tendrían alcance con dicha inversión.
Pero, ¿y si una empresa no pudiera de ninguna manera mostrar su producto o símbolo en los autos? ¿Tendría sentido destinar una partida de su presupuesto a esta opción si los 350 millones de aficionados que ven las carreras por la televisión no saben de su apuesta? Para Philips Morris, sí.
A pesar de que la publicidad de sus productos está completamente prohibida, el grupo tabacalero más grande del mundo es todavía uno de los patrocinadores más importantes del equipo más emblemático de la categoría reina del automovilismo: Ferrari. Nada menos que 43 millones de dólares abonó en 2016 para seguir siendo tras FIAT Group la mayor fuente de ingresos del equipo, según Business Book GP, que cifra el presupuesto de la afamada escuadra en 480 millones de dólares.
El importe en cuestión corresponde a un contrato que la marca de autos y su longevo sponsor firmaron a finales de 2014 y que tiene validez desde 2016 hasta 2018. Bien es cierto que desde ambas partes nunca se han dado cifras oficiales de su cuantía económica.
Con información de Expansión