Cuando Mark Zuckerberg subió al escenario del congreso Oculus Connect, al que asistieron más de 100 mil personas, dejó en claro que la compañía seguirá apostando a lo grande en el desarrollo de realidad virtual.
Según anunció el creador de Facebook, se invirtieron 250 millones de dólares en desarrollar software para realidad virtual y planean poner otros tantos para seguir creando contenido que no sólo apunta al entretenimiento, sino también a la educación.
Pero lo más impresionante fue la demostración. Zuckerberg se puso las gafas Oculus Rift y comenzó a interactuar con avatares animados de sus colegas. Primero ellos se teletransportaron hasta la conferencia, y luego todos viajaron digitalmente hasta las oficinas de Facebook y hasta estuvieron en el fondo del océano.
También recibió una llamada de su esposa vía Messenger, charló con ella, se tomó una selfie y la publicó en su perfil. Todo en un ecosistema virtual.
"Estamos aquí para hacer de la realidad virtual la próxima plataforma de ingeniería. Pensamos que cualquier sistema se puede mejorar. Sea lo que sea, todo es mejorable: software, hardware, un sistema, una empresa… Hay que pensar así. Queremos que sea como la presencia real", explicó Zuckerberg.
Este innovador universo digital también estuvo acompañado de cambios en el hardware. El nuevo casco se hizo más liviano y más cerrado para generar una experiencia más inmersiva; incluye auriculares, un acabado más moderno y no cuenta con cables. Y los controles manuales son más intuitivos.
"Cuando compramos Oculus ya pensábamos que sería algo grande, pero todavía no había nada en el mercado, nada pensado para el consumidor. Dos años después hay más de un millón de personas usando este tipo de aparatos. Cada vez hay más inversión: Samsung, Google, HTC y más firmas están también en ello", destacó el creador de Facebook.
El gran ausente del evento fue el otro fundador de la compañía, Palmer Luckey, quien fue blanco de varias críticas luego de que se difundiera, la semana pasada, que está apoyando financieramente la campaña de Donald Trump, un personaje no muy querido en Silicon Valley.
Con información de Infobae