El sirio Jihad Diyab, el exrecluso de Guantánamo que llegó a Uruguay a fines 2014, no quiere quedarse en Uruguay ni tampoco que su familia llegue a Montevideo.
Stephanie Lozada Madriz/ El Político
Para el giobierno Uruguayo no ha sido sencillo encontrar un país árabe o musulman que acepte al exrecluso. En un inicio, la prioridad era Turquía, pero hasta el momento, ningún país lo ha aceptado.
Por su parte, el gobierno no puede obligar a Diyab de terminar la huelga de hambre.
El artículo 10 de la Constitución dice que "las acciones de las personas que de ningún modo atacan el orden público ni perjudican a un tercero, están exentas de la autoridad de los magistrados".
La ley 18.473 sobre derechos de los pacientes consagra el derecho a toda persona exprese por escrito su voluntad de no recibir atención médica. Si no lo hace y su salud empeora y es trasladado a un centro de salud, los médicos deberán mantenerlo con vida.
Diyab estuvo 12 años preso en la prisión de EEUU en Cuba sin que haya existido una acusación concreta contra él por su supuesta vinculación con grupos terroristas islámicos.
Al reclamar su salida del país, inició la huelga de hambre hace un mes y hace más de una semana que no consume líquidos. Su pedido es que el gobierno uruguayo lo ayude a reubicarse en otro país junto a su esposa e hijos.
Con información de El Observador