El expresidente de Uruguay Julio María Sanguinetti (1985-1990), (1995-2000) dijo hoy a Efe que la muerte de Gregorio Álvarez, exdictador de ese país entre 1981 y 1985, "no tiene ninguna repercusión trascendente" en el ámbito político y social del país suramericano.
"La muerte de Álvarez no tiene ninguna repercusión en particular, ya que es un hombre que estaba alejado durante muchísimos años de todas las circunstancias del poder y que estaba preso, además. De modo que su muerte no produce hoy ninguna situación política trascendente", aseguró.
El exmandatario resaltó que estuvo enfrentado a Álvarez "durante toda la vida", tanto en el proceso dictatorial como durante la transición a la democracia uruguaya.
"Tuvimos grandes enfrentamientos y como consecuencia hoy por una actitud de compasión no voy a recordar ni a refrescar esos enfrentamientos que tuvimos y seguimos teniendo con su actuación histórica", aseveró.
Para Sanguinetti, el recuerdo que dejará la figura del exdictador uruguayo será la de "alguien que ejerció el poder dictatorialmente durante un proceso militar y que fue el último de ese momento", e insistió en no emitir un juicio, ya que, "peleó demasiado" con Álvarez.
Gregorio Álvarez, presidente y dictador de Uruguay entre 1981 y 1985, falleció hoy en Montevideo a los 91 años.
Se encontraba condenado y en prisión como coautor de reiterados casos de homicidio ocurridos 1978.
Tras haber perdido gran parte del apoyo de las Fuerzas Armadas para continuar con el régimen dictatorial, accedió a negociar un cronograma electoral que finalizó con las elecciones legislativas y presidenciales de noviembre de 1984 que ganó Julio María Sanguinetti, del Partido Colorado.
Con información de EFE