Pasaban 30 minutos de las 20:00 horas cuando el fusca celeste del expresidente, José Mujica, llegó al Quincho de Varela para celebrar un nuevo asado por el Día de los Trabajadores. Esta vez en un marco especial: de noche y el 2 de mayo, en vez del tradicional asado celebrado al mediodía del 1º. El fin de semana largo llevó a postergar el asado por primera vez en más de 15 años.
Además, a diferencia de otras oportunidades, Mujica se vio rodeado mayormente de su círculo más cercano y faltaron empresarios y personajes conocidos que en años anteriores –y en particular cuando fue presidente–, se acercaron hacia esa chacra de las afueras de Montevideo.
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A Mujica, que llegó acompañado de su pareja, la senadora Lucía Topolansky, lo esperaban, además del comerciante y anfitrión, Sergio Varela, el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, el intendente de Canelones, Yamandú Orsi y el embajador de Venezuela, Julio Chirino. A los pocos minutos, y para completar los cerca de 60 invitados que llegaron al lugar, también arribaron la ministra de Industria, Carolina Cosse, y el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, acompañado por su pareja, la diputada Susana Pereyra.
La lista de comensales la integraron empresarios, representantes diplomáticos de Brasil, México, Japón y China, y algunos de los jerarcas que se desempeñaron durante el mandato de Mujica como el exsecretario de Presidencia, Homero Guerrero.
Las mesas, acomodadas para la ocasión, esperaban a los invitados con botellas de vino que en su etiqueta lucían una foto del expresidente al lado de la leyenda El Quincho de Varela. Whisky, cerveza y refrescos fueron las otras bebidas que acompañaron el asado servido en el quincho ubicado en camino El Colorado y camino O’Higgins, en la zona de Rincón del Cerro.
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