Tras su paso fugaz por Tribunales, Cristina Kirchner visitó la embajada de Cuba para brindar su pésame por la muerte de Fidel Castro. "Se fue el último líder moderno", aseguró.
Cubierta de flores, carteles y fotos, la sede cubana emplazada en el barrio porteño de Belgrano es el foco de los homenajes al revolucionario dentro del país. Desde el lunes, decenas de personas se acercan para firmar el libro de las condolencias y la ex mandataria decidió aprovechar su estadía judicial en Buenos Aires para hacer lo mismo.
"Creo que es un momento de mucha emoción y tristeza", explicó frente a los medios y consideró que Fidel "está a la altura de Mandela, Charles de Gaulle; de los que fueron artífices de los procesos más transformadores y revolucionarios del siglo XX".
"Acá hubo un liderazgo de ideas y sobre todo de ejemplos que es lo que fue la Revolución Cubana para todo el mundo. Solamente los necios pueden discutirlo o negarlo" sentenció.
Pasadas las 13, Cristina llegó a la sede del gobierno cubano donde la esperaba su núcleo político más cercano: ex funcionarios de Gobierno como Oscar Parrilli y Martín Sabbatella, los diputados Héctor Recalde y Andrés Larroque, y Teresa Parodi, entre otros de los infaltables en acompañarla cuando se mueve en la Ciudad.
Durante más de 20 minutos mantuvo una reunión con el embajador cubano Orestes Pérez Pérez. "Estuvimos recordando los momentos que compartimos en la Isla y repasando lo que se ha logrado en este tiempo de apertura. Lo vi muy optimista y seguro en cuanto al futuro de Cuba" relató ante las cámaras.
Sobre cómo podría influir Donald Trump en el destino de Cuba, fue reservada: “Hasta que no asuma, el 20 de enero, como presidente de Estados Unidos y tome decisiones concretas, no hay que hacer tanto hincapié en declaraciones”, indicó y lanzó una frase sugestiva, considerando su situación judicial: “Yo creo que los hombres y mujeres que tienen responsabilidades de Gobierno deben ser juzgados por sus actos de Gobierno”.
Con esa frase terminó la mini conferencia de prensa que brindó en la puerta y en la que sólo habló de Fidel Castro. De fondo, un pequeño grupo de militantes, mezclado con curiosos y quienes llegaban a brindar las condolencias, cantaba el ya clásico: "Vamos a volver".
Entre selfies y abrazos, Cristina caminó hasta el auto, se paró en la puerta para que todos la vean saludar, y partió sonriente.
Con información de Clarín