Definitivamente la seguridad, sea donde sea, puede tener fallas, y el caso de la cocaína encontrada en la cocina de la Casa Blanca es un ejemplo muy claro de ello.
El Político
Una entrevista publicada en el portal The Hill, da a conocer que la exagente del Servicio Secreto, Evy Poumpouras reconoció no "estar sorprendida" por la aparición de "una bolsita con cocaína" el pasado jueves.
Tampoco mostró sorpresa porque dicho servicio de seguridad presidencial diera por concluida su investigación sobre la situación sin que hubiera ningún sospechoso.
Fallas en seguridad
"No me sorprende porque cuando hacíamos las visitas guiadas a la Casa Blanca, y yo estaba en el ala este, a pesar de los controles y de que se investigaba quiénes visitaban dicha sede, muchas personas se molestaban por los controles, y esto llevó a relajar un poco la seguridad con las visitas".
Poumpouras señaló que el personal y las visitas guiadas entraban por la misma puerta y sugirió que se cambiara el protocolo para separar las entradas, de modo que hubiera una para el personal y otra para los invitados a las visitas guiadas.
"Nunca pensé que las visitas guiadas fueran una buena idea. Estás trayendo a gente que, amigos y familiares. Es la Casa Blanca, es el Ala Oeste. Creo que una zona así no debería estar tan abierta."
La cocaína fue encontrada en una zona del vestíbulo del Ala Oeste, junto a la entrada por la avenida West Executive, en una zona donde la gente deposita aparatos electrónicos y objetos personales antes de entrar, según informó el Servicio Secreto a The Hill.
Investigación cerrada
El Servicio Secreto anunció el fin de su investigación sobre el hallazgo de cocaína, alegando falta de pruebas físicas. La cocaína se encontró el 2 de julio.
El Servicio Secreto dijo que el envoltorio de la cocaína fue sometido a pruebas de huellas dactilares y de ADN, y que no había ninguna grabación de vídeo de vigilancia que pudiera proporcionar una pista.
El final de la investigación ha provocado la reacción de los republicanos por los posibles problemas de seguridad en la Casa Blanca y las persistentes preguntas sobre a quién pertenecía la droga.
Los medios de comunicación conservadores establecieron asociaciones no corroboradas entre la cocaína encontrada y el hijo del presidente, Hunter Biden, que ha tenido un historial de consumo de drogas.
Sin embargo a falta de cualquier base para un vínculo y el hecho de que ni Hunter ni el presidente estaban en la Casa Blanca el día del descubrimiento, ya que la familia estaba en Camp David en ese momento, el Servicio Secreto cerró la investigación.