SpaceX, la compañía aeroespacial que pertenece al multimillonario surafricano, Elon Musk, podría ser beneficiada con un importante contrato.
El Político
La empresa, que además de cohetes reutilizables desarrolla satélites, acaba de superar varias pruebas efectuadas por el Departamento de Defensa.
Esa cartera, uno de los ministerios que conforman el Ejecutivo de Estados Unidos, hizo ensayos con el servicio satelital Starlink.
Durante nueve meses, el Departamento de Defensa probó el desempeño de los satélites y de sus receptores en tierra en el gélido clima del Ártico.
Las pruebas, efectuadas por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, determinaron que los aparatos son altamente efectivos, pese a las condiciones adversas.
“Probamos con vientos muy fuertes y temperaturas muy frías”, explicó a Bloomberg Brian Beal, un ingeniero que trabaja para el Laboratorio de Investigación.
“Una vez que montamos los terminales de forma segura para soportar fuertes vientos, funcionaron muy bien, sin problemas”, añadió.
Luego del exitoso resultado, SpaceX podría convertirse en el nuevo proveedor de la Fuerza Aérea estadounidense y, por ende, del Departamento de Defensa.
En tal sentido, su servicio Starlink sustituiría la comunicación satelital actual, que muchas veces no resiste el clima del Ártico.
Con tal escenario como telón de fondo, la corporación inició conversaciones para vender una buena cantidad de sus acciones internas.
Si SpaceX concreta su negocio con el Gobierno de Estados Unidos y si, además, logra captar nuevos inversores, su capital podría alcanzar o superar los 175 mil millones de dólares.