Estado Islámico está comenzando a reconstituirse tanto en Irak como en Siria, su zona de actuación originaria, con un incremento considerable en el número de ataques y sin que por el momento se haya constatado un cambio en su orientación estratégica a raíz del cambio en su cúpula tras la muerte el pasado 26 de octubre de su líder, Abú Bakr al Baghdadi.
El Político
Esta es la principal conclusión del último informe remitido al Consejo de Seguridad de la ONU por el comité encargado de hacer seguimiento a las actividades de Estado Islámico y Al Qaeda. Pese a que el grupo terrorista perdió el pasado marzo el último reducto de su ‘califato’ en Siria, “ha empezado a reafirmarse” tanto en este país como en el vecino Irak.
Así, “está organizando ataques insurgentes cada vez más audaces, pidiendo y planificando la fuga de combatientes de Estado Islámico que se encuentran en centros de detención y explotando las deficiencias del entorno de seguridad de ambos países”, resalta el informe consultado por Europa Press.
Entre julio y septiembre pasados, "se aceleró el ritmo de reconstitución" de Estado Islámico "como red encubierta en Siria, de forma similar a lo que había sucedido en Irak en 2019″, explica la ONU. "Liberados de la responsabilidad de defender el territorio, se produjo un aumento notable de los ataques en zonas de todo el país controladas por el Gobierno sirio que antes eran tranquilas", precisa.
La muerte de Al Baghdadi, que se inmoló al verse acorralado por las fuerzas especiales estadounidenses, y la del portavoz de Estado Islámico, Abú al Hasán al Muyahir, al día siguiente en otra operación de Estados Unidos supuso un golpe para la organización terrorista, si bien los estados miembro de la ONU “consideran poco probable que con el nuevo líder se produzca un cambio en la orientación estratégica”.
Sobre el nuevo líder, Abú Ibrahim al Hashimi al Qurashi, el informe señala que algunos países creen que en realidad es Mohamed Abdulrahman al Mauli al Salbi, “segundo de Al Baghdadi” y a quien expertos en yihadismo han identificado como el artífice de la campaña contra los yazidíes en Irak.
La orientación estratégica no cambiará
Según el informe, no está claro si Abú Ibrahim “se erigirá en una fuerza organizadora eficaz, capaz de dirigir lo que hoy es un grupo disperso y heterogéneo de partidarios y afiliados”. “La valoración actual es que la orientación estratégica en lo que respecta a la administración, la propaganda y el reclutamiento no ha cambiado y que el mando y control entre el núcleo de Estado Islámico en la zona de conflicto y sus afiliados en el extranjero se mantendrá”, añade el documento.
En lo que se refiere al teatro de operaciones de Irak y Siria, alerta de los "desafíos de seguridad y humanitarios" que supone el campo de desplazados de Al Hol, en el norte de Siria, donde residen miles de antiguos milicianos y sus familias, así como otros centros de detención en la zona.
En este sentido, se ha constatado la presencia de milicianos de Estado Islámico en Idlib, una provincia del norte de Siria controlada por grupos próximos a Al Qaeda, mientras que en Irak los combatientes del grupo terrorista se encuentran principalmente en la provincia de Anbar, fronteriza con Siria.
A fecha de julio de 2019, se estima que había unos 1.000 combatientes en el oeste de Irak y las zonas fronterizas. Según la ONU, la frontera entre los dos países “sigue sin ser suficientemente segura, lo que permite cierto movimiento de combatientes” y ha provocado un aumento de la actividad de Estado Islámico en las provincias de Deir Ezzor y Hasaka y “un repunte de los ataques contra la coalición encabezada por Estados Unidos y contra grupos armados locales”.
De acuerdo con el documento, “Afganistán sigue siendo la zona de conflicto que más preocupa” fuera de Irak y Siria. Aunque Estado Islámico ha sufrido “pérdidas importantes” en este país y en noviembre pasado fue expulsado en gran medida por las fuerzas afganas y los talibán de la provincia de Nangarhar, su principal bastión, el informe resalta que el grupo “ha demostrado ser resiliente y todavía se considera que representa una amenaza grave”. El grupo tendría unos 2.500 combatientes en la actualidad en Afganistán, 2.100 de los cuales están en la provincia de Kunar.
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Fuente: Infobae