Sor Esperanza, la anciana monja venezolana que encaró a la Guardia Nacional Bolivariana en las calles de Caracas, se eternizó como parte del imaginario político de la oposición venezolana.
"Yo solo conversé con ellos. No les tengo miedo", contó a BBC Mundo, sobre su careo con los militares durante la "marcha del silencio", el sábado pasado.
La escena es inédita en el contexto de la nueva ola de protestas que vive el país, que ha derivado en fuertes enfrentamientos entre opositores, fuerzas de seguridad y simpatizantes del gobierno, así como desórdenes en varias ciudades.
Ni cubana, ni tarifada
Hubo quienes la acusaron de ser una impostora. Algunos incluso la señalaron como miembro de un grupo de inteligencia cubana que habría orquestado aquel encuentro para matizar la mala reputación del Gobierno venezolano.
La Conferencia Episcopal Venezolana ratificó en su cuenta de Twitter su condición de religiosa.
"Soy hija de María Auxiliadora y salesiana de Don Bosco. He participado en sopotocientas (múltiples) marchas desde los tiempos de Hugo Chávez. A mí todo el mundo me respeta, aún los chavistas. Siempre digo que ni cura, ni monja, ni militar deben estar en Miraflores".
No participó este lunes del "plantón" convocado por la opositora Mesa de la Unidad Democrática por múltiples ocupaciones y por recomendación de una madre superiora de su congregación, de origen mexicano, que se encontraba en Caracas: "‘Guárdese un poquito’, me dijo".
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