El PNV liderado por Iñigo Urkullu se mantiene firme en las encuestas y según los resultados de intención de voto de la realizada por Sigma Dos para EL MUNDO repetiría los parlamentarios que consiguió en 2012 y que le garantizaron la investidura al candidato a la Lehendakaritza, e incluso podría mejorar los resultados.
El sondeo, con datos recopilados entre el 13 y el 15 de septiembre, consolida así a Urkullu al frente del Gobierno vasco con entre 26 y 28 escaños, en el nivel de los 27 actuales. En la nueva legislatura, una vez lograda la investidura, tendrá que definir si vuelve a confiar en un PSE-EE a la baja para reforzar su minoría en el Parlamento vasco o si está dispuesto a aceptar también la «mano tendida» del PP de Alfonso Alonso para sumar una sólida mayoría. Enfrente, EH Bildu (17-18 parlamentarios) y Podemos (13-14) se perfilan como posibles aliados de Urkullu si el lehendakari se lanza por el sendero del derecho a decidir.
El lehendakari Iñigo Urkullu navega por la campaña electoral como una pedalina por el plato de la Bahía de La Concha. Tras el adelanto electoral táctico de un mes, el PNV ha logrado que ninguno de sus rivales eleve el tono y los sondeos corroboran la calma chicha en la que el lehendakari navega a sus anchas.
Los resultados de la encuesta de Sigma Dos ratifican la fortaleza de la candidatura del PNV. Los estudios apuntan a que uno de cada cuatro vascos decidirá su voto en los próximos siete días y lo hará en un escenario político en el que EH Bildu recupera terreno, Podemos va cediendo protagonismo, el Partido Socialista permanece hundido, el PP pelea por un espacio propio y Ciudadanos se diluye ante su dificultada para lograr al menos un parlamentario por Álava.
La solidez electoral del PNV en el País Vasco se ha acrecentado con el nuevo reparto del resto de escaños que se producirá con el debut de Podemos en la política autonómica vasca. La coalición de izquierdas se perfiló con sus dos victorias en las generales de diciembre de 2015 y junio de 2016 como el partido mayoritario en la comunidad. Un fenómeno electoral que alimentó las interpretaciones de un sorpasso desde la izquierda al PNV, que desde 2015 controla el complejo entramado institucional vasco con cuatro ejecutivos, cuatro legislativos, tres potentes ayuntamientos, un amplia red municipal y que corona el lehendakari Urkullu.
Pero el electorado vasco ha cambiado el chip entre las generales y las vascas y Podemos ya no sólo ha dejado de ser una amenaza para el PNV, sino que, colocado como tercer partido, puede ser un aliado, como reconocía el propio Urkullu en uno de sus escasos deslices de la campaña. La candidatura encabezada por Pili Zabala, empeñada en ocultar su sentimiento independentista y muy criticada por exhibir en la televisión vasca un chalet valorado en un millón de euros, obtendría el 16,9% de los votos y 13-14 parlamentarios que tendrán más peso en el desarrollo de la legislatura que en su arranque.
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La fortaleza del PNV se basa en buena parte en la buena consideración que los vascos tienen del Gobierno de Urkullu. Son muchos más los que consideran que su actuación en los últimos cuatro años ha sido «buena» o «muy buena» (el 54,6%), que los que creen que ha sido «mala» o «muy mala» (el 20,6%). El propio lehendakari obtiene el aprobado, con un 5,66. Un apoyo que, además, es bastante transversal, porque los votantes del PSE, del PP y hasta de Podemos de los pasados comicios generales tienen una buena opinión de Urkullu y de su Gobierno.
Con estos resultados, Euskadi evitará el bloqueo, porque si EH Bildu volviera en esta ocasión a presentar candidato -en 2012 lo fue Laura Mintegi- y contara con el apoyo de Podemos, el lehendakari Urkullu siempre encontraría al PSE de Idoia Mendia, con el que podría sumar hasta 37 escaños, a uno de la mayoría absoluta y suficientes para garantizar la investidura y la gobernabilidad. Eso a pesar de que el Partido Socialista vuelve a ser el más perjudicado en las encuestas previas a la cita electoral. Los nueve parlamentarios que apunta el sondeo ratifican que Mendia no ha logrado activar a sus votantes y parece claro que no los va a encontrar entre los desencantados de Podemos, que parecen dispuestos a apoyar a EH Bildu.
Los socialistas se han girado hacia el caladero del PP, pero Alonso, que aspira a lograr nueve parlamentarios, parece firme como la «única alternativa constitucionalista» y mantiene su mano tendida hacia el lehendakari si éste deja de lado su objetivo de plasmar el derecho a decidir en un nuevo Estatuto. Un dilema que Urkullu no parece dispuesto a desvelar antes del próximo 25-S.
Con información de El Mundo