Apenas tres semanas ha necesitado Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, para convencer a los miembros del Comité Federal de su partido de que ni España puede continuar sin un Gobierno que devuelva la normalidad a todas las instituciones ni los españoles pueden acudir por tercera vez a las urnas por la falta de acuerdos entre las formaciones políticas. Pese a haber mantenido siempre un papel discreto dentro del partido, los últimos acontecimientos han hecho que se convierta en una de las principales caras visibles socialistas.
Fernández, también presidente de Asturias, ha sido uno de los barones que más crítico se ha mostrado con la gestión de Pedro Sánchez en los últimos meses. Aunque tampoco ha sido partidario de formar parte de un gobierno liderado por Mariano Rajoy, ha descartado en todo momento la posibilidad de que el ya ex secretario general del PSOE tratara de encabezar un ejecutivo apoyado por Unidos Podemos y por las fuerzas independentistas, uno de los motivos que le enfrentarón más con Sánchez.
El presidente asturiano formaba parte del sector crítico con Sánchez que, con los malos resultados del partido en las elecciones en Galicia y País Vasco como culmen, quería su dimisión para reconstruir el PSOE. Así, una vez celebrado el Comité Federal del pasado 1 de octubre y con la dimisión de este encima de la mesa, se puso al frente de la gestora para escuchar todas las voces y decidir a través de un Comité la postura que su partido tomará en la investidura de Mariano Rajoy.
Conocedor de lo demoledoras que podrían ser unas terceras elecciones para el PSOE en la situación en la que se encuentra en estos momentos y del posible aumento que podría tener el PP en las urnas, Fernández se ha mostrado partidario de abstenerse para que Rajoy sea presidente y que los socialistas puedan controlar a su rival político desde la oposición. Sin embargo, al ser consciente de la diversidad de opiniones al respecto que hay dentro del partido, optó por que la decisión se tomara en el Comité Federal, y que esta se viera plasmada en el Congreso, sin que se rompa la disciplina de voto, al ser algo votado por la mayoría del órgano del partido.
«Un mal menor»
El diálogo con los críticos que se negaban a la investidura de Rajoy ha sido una de sus prioridades durante estas semanas al frente del partido. Entre otras cosas, reunió a todos los diputados y senadores de su partido para explicarles que la abstención supondría «un mal menor» para el PSOE, en comparación con el daño que podría hacerles una tercera cita en las urnas, puesto que, a su juicio, otros comicios supondrían un mejor resultado para los populares.
Javier Fernández se ha mantenido firme en su postura y ha logrado que los socialistas decidan abstenerse durante las votaciones del debate de investidura de esta semana. Además, confía en que todos los diputados lo hagan y no se rompa la disciplina de voto, puesto que la decisión ha sido adoptada por la mayoría del Comité Federal. Como expresó este viernes —en relación a los representantes del PSC—, no vería «razonable» que, pese a haber participado en la votación, no respeten el resultado si no les gusta.
Con información de ABC