¿Cuáles eran las formas que tenía la guerrilla de las FARC para reclutar menores de hasta 6 o 7 años durante el conflicto en Colombia? ¿Para qué querían niños y niñas tan pequeños? Esas son algunas dudas que intenta despejar un estudio que recoge más de 800 testimonios de menores reclutados por el grupo armado y que será presentado a la justicia transicional.
El Político
El informe, titulado Infancia reclutada, da voz a las víctimas de reclutamiento forzado por parte de las FARC y será entregado a la Comisión de la Verdad y a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Dicho informe estudia este crimen en el caso 07, donde hay constancia de al menos 18.677 menores que fueron víctimas de reclutamiento forzado por parte de las FARC entre 1996 y 2016, reportó El Universo.
Escándalo en Colombia
“Es importante que en Colombia entendamos como sociedad la complejidad de estos sistemas porque desafortunadamente las disidencias y los grupos guerrilleros que aún perduran siguen aplicando estas tácticas y estrategias”, explica a Efe el director del estudio, Alejandro Eder.
La JEP, tribunal creado por el acuerdo de paz de 2016 para revisar los crímenes graves perpetrados durante el conflicto, determinó en agosto pasado que de todos esos reclutados, el 68 % entró en las filas de la guerrilla cuando tenían menos de 15 años.
“Las FARC era muy clara en que la edad mínima de reclutamiento eran 15 años, que eso es lo que dicen los estándares internacionales; pero lo que encontramos hablando con casi mil víctimas es que eso no solo no se respetaba sino que por la estructura tan sofisticada; que tenían es prácticamente imposible que los altos mandos no lo hubieran sabido”, asevera Eder, quien participó en la negociación con la guerrilla.
Formas de reclutamiento en Colombia
Este estudio, elaborado bajo la coordinación del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga (ICP); considera que el reclutamiento fue “una práctica sistemática e intencional” y determina tres prácticas comunes de reclutamiento.
Era común usar la violencia, pero también había otras formas, como la llamada “cuota familiar”, es decir, que las FARC pedían a cada familia campesina “un hijo para la causa” o por “enamoramiento”.
Esta última, suponía buscar a menores de edad atractivos para usarlos para engatusar a otras personas; o también ir a los pueblos a hacer que los niños y niñas se sintieran atraídos; les dejaban portar sus fusiles, les proponían entrenamientos militares a modo de juego… para “irlos enamorando de la vida militar”, dice Eder.
Graves consecuencias
Una vez en las filas, los menores hacían desde labores de ranchería (lavar, fregar, cocinar) a misiones militares, luchando en los frentes o fabricando explosivos; también fueron sometidos a abusos sexuales y las jóvenes, como otras mujeres en las filas de la guerrilla, sufrieron abortos forzosos y violaciones.
El director del estudio cuenta también que a los menores les entrenaban para combate y de ahí identificaban a los que tenían; “más berraquera o fortaleza” y los ponían en primera fila como “carne de cañón”, para dejar a los combatientes más curtidos atrás.
También les enseñaban a gritar para que cuando se acercara el Ejército u otros grupos armados gritaran; y el contrario se asustara y dejara de disparar.