Héctor Schamis es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia, profesor de la Universidad Georgetown y columnista de importantes medios internacionales, y sigue de cerca la política latinoamericana.
Desde Washington reflexiona sobre los movimientos de la administración Trump a través del secretario de Estado Rex Tillerson, quien –según Schamis– pretende articular una estrategia colectiva para terminar la dictadura en Venezuela.
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— El Político (@elpoliticonews) February 27, 2018
-¿Por qué aún no se han unido los países latinoamericanos en torno a este tema?
-Porque algunos tuvieron gobiernos afines al chavismo; y otros, por una cierta hipocresía. La Carta Democrática surgió a raíz del Fujimorazo, cuando la región tomó conciencia de que un presidente electo podía dar un golpe de timón autoritario. Entonces, la OEA y el sistema interamericano todo dijeron: no aceptaremos jamás tener una dictadura en nuestro sistema. Esto se ha olvidado con Venezuela.
-En la OEA hay dos informes sobre Venezuela, y Luis Almagro no ha logrado consenso de los cancilleres.
-¡Cuatro, hay cuatro! Y allí también los gobiernos dejaron pasar. ¿Por qué? Por Petrocaribe; por hipocresía, como fue el caso de Chile. La última acción de política exterior de Michelle Bachelet fue irse a Cuba. Y nadie se la jugó demasiado, incluso con el tema de sanciones, como el Gobierno de Argentina, que hace dos meses está hablando de sanciones. ¡Bueno, que lo hagan, pues! Diosdado Cabello tiene propiedades en Argentina, hay quienes dicen que María Gabriela Chávez, también. Pero ha llegado la hora. En cuanto al secretario de Estado Tillerson, tal vez aquí comience su gestión verdadera.
-¿Por qué luego de un año de gestión?
-Es un momento muy conflictivo internamente en Estados Unidos. Por otro lado, la partida del subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Tom Shannon, directamente involucrado en los ocho años de Barack Obama, tal vez le permite a Tillerson abrir un nuevo capítulo y diferenciarse más firmemente.
-En este tablero de ajedrez, son varias las piezas que está moviendo el gobierno Trump: China y Rusia; consolidar un bloque de países latinoamericanos, y sanciones a funcionarios del régimen. Pero, pareciera que los sancionan y sancionan… y no pasa nada. ¿Cree que con sanciones se logre una salida?
-No. Lo que puede lograr es la caída de Maduro. Que caiga una pieza y esto acelere la caída del edificio jurídico. La comunidad internacional reclama elecciones libres, transparentes y justas. Con este sistema no pueden ocurrir. El Consejo Nacional Electoral en el territorio es un apéndice del partido de gobierno. El cambio institucional necesario para que una elección sea transparente es de tal magnitud que no se puede hacer una elección en menos de seis meses de transformación, con otro gobierno, además.
-¿Usted me dice que una sumatoria de sanciones individuales puede generar la caída de Maduro?
-Yo creo que sí. Puede producir una crisis.
-¿Por qué?
-Puede agudizar las contradicciones dentro del régimen, esa es la lógica, y que el régimen necesite lavarse la cara. Entonces que Maduro pase a ser el gran pasivo. Una pieza que sale puede ser el comienzo. Hasta ahora no ha salido ninguna pieza. Es como el juego del Jenga donde se arma una torre y se empiezan a sacar piezas de abajo y se ponen arriba, y así vas yendo para arriba. Entonces, en algún momento una pieza que salga te derrumba todo el edificio.
-Otra pieza es Tareck El Aissami. Según nuestra Constitución, al salir el Presidente, queda el Vicepresidente.
-Sí, detrás de Maduro viene El Aissami. Sin embargo, me es difícil pensar que sea posible una sucesión institucional “normal” en un escenario pos-Maduro.
-¿Y qué piensa de las sanciones petroleras?
-Ha habido instancias en que han dado resultados, y hay donde no. Eso es difícil de predecir. No han dado resultado en Cuba, porque se aplicaron sanciones al país, para que caiga un gobierno hace cincuenta y tantos años, y ahí está el Gobierno. No sé si las sanciones petroleras a Venezuela, eso está en la mesa, pero el negocio petrolero ha cambiado, y la capacidad productiva de PDVSA ha sido arruinada por el régimen.
-¿La opción militar?
-Cuando pienso en una intervención militar que contemple el ejército de EE. UU., en principio, como reacción visceral, digo estoy en contra, porque sabemos cuál es la historia de eso. Lo que sí es que debe proveerse ayuda humanitaria a los venezolanos. Tillerson dijo en Argentina: “No hacer nada significa continuar sometiendo a los venezolanos a más sufrimiento”. Ahora, si la comunidad internacional toma la decisión y Maduro no la acepta, no importa: no depende de Maduro autorizar o no. La comunidad internacional ingresará por los venezolanos que están muriendo.
-Y son incontables las historias… ¿Desde el punto de vista operativo, cómo se haría para ingresar ayuda en territorio venezolano?
-A eso iba. Eso también es una operación militar.
-¿Es una intervención o invasión?
-Cuando la ONU ingresa en una zona de conflicto y lleva adelante una intervención humanitaria, eso requiere de una cierta fuerza armada para separar a los contendientes y poder generar una zona de relativa paz. Una intervención de paz también es una intervención militar, por definición. No se puede ingresar a Venezuela a distribuir ayuda humanitaria, alimentos y medicinas sin una fuerza militar que lo garantice.