La gran ventaja de la revolución bolivariana es la división, ambición, estrategias erradas y agendas personales de quienes han dirigido a la oposición, con sus excepciones. Pero los grupos en la revolución no pueden disimular más. Por una parte, el poder del presidente Nicolás Maduro y por la otra los llamados originarios de la revolución que han pretendido usar como cabeza a María Gabriela Chávez, con el movimiento “Los verdaderos hijos de Chávez”. El Estímulo
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El presidente Maduro ha ido abriendo un espacio importante de poder, con incondicionales como los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, el ministro de la Defensa Vladimir Padrino López, la ex gobernadora Ericka Farías, entre otros. Y eso le ha permitido lograr la disminución, de manera acelerada, del poder de Diosdado Cabello, el del ala militarista de la revolución.
Un tolete de esas diferencias internas es el de la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, quien se desprendió públicamente hace unos meses, pero que ya algunos habíamos advertido que venía armando tienda aparte desde hace casi dos años.
¿Qué separa a Ortega Díaz del Gobierno de Maduro? Hubo siete razones evidentes: su oposición a las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP); el enfrentamiento con la entonces ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, por el tema de los pranes y pasar por encima de fiscales y jueces en cuanto al destino de los presos; su negación a firmar el acta del Consejo Moral, con la postulación de los magistrados del TSJ; el haber presentado cifras de homicidios durante la presentación de su Memoria; la sustituyeron por Tareck William Saab cuando era a Ortega a quien le correspondía la presidencia del Consejo Moral; la oposición de Maduro a que se desarrollara un evento, impulsado por la pareja de la Fiscal, el diputado German Ferrer; y la resistencia de la Fiscal a la resolución 0861, con la cual el general Padrino López permitía el uso de armas de fuego para el control de las manifestaciones.
Pero la verdadera diferencia es ideológica. Y en ese aspecto se suman dos febreristas: el ex ministro del Interior y Justicia, MG (Ej) Miguel Rodríguez Torres; y el ex jefe de Redi, MG (Ej) Cliver Alcalá Cordones.
Esas diferencias
Ante la sorpresa del pueblo carabobeño, al nuevo gobernador Rafael Lacava no le tembló la mano para exponer a su antecesor Francisco Ameliach y se apresuró a publicar en Twitter que había mucho alimento en unos galpones. Ameliach reaccionó molesto, se le vio iracundo a través de un video. Poco después Lacava dijo, como quien se muestra sorprendido, que no estuvieran hablando de diferencias suyas con el compañero Ameliach. Pero ya el daño público estaba hecho.
Diosdado Cabello es el más emblemático de los polos de poder dentro de la revolución. Muchas veces, cuando gozaba de mayor poder, imponía decisiones y estrategias, aunque el presidente Maduro hubiese ordenado lo contrario.
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Esos tiempos han cambiado. Diosdado es hoy, al menos en apariencia, más obediente a “la revolución”. Él sabe moverse con mucha astucia y así ha mantenido su imagen de poder, y para ello ha sido fundamental el programa que conduce los miércoles, durante cuatro o cinco horas, y para los cuales moviliza a un importante número de militares y civiles de las organizaciones de base del PSUV.
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