Apenas 10 meses ocupando la Casa de Nariño tiene Gustavo Petro, el exguerrillero y asesino del M-19, y ya enfrenta una crisis política que no se sabe cómo va a terminar.
Mario Beroes/El Político
En 305 días que lleva al frente de la presidencia de Colombia, Petro conformó un gobierno de coalición, lleno de figuras que moderaban su figura izquierdista y atenuaban los miedos que generaba su paso por la alcaldía de Bogotá, en la cual se peleó con medio mundo, incluidos sus más cercanos asesores.
La mera insinuación de que podrían haber entrado dineros del narcotráfico a la campaña de Petro es ya un golpe a un Gobierno presidido por una persona que ha basado su carrera política en la lucha contra el paramilitarismo y su connivencia con el narcotráfico.
Las claves de la crisis y por qué pasaron
Al día de hoy, la situación es distinta, ya que una buena parte del gabinete multipartidista fue remplazada por viejos colegas de Petro.
Sin embargo, las reformas prometidas por Petro durante su campaña electoral no parecen concretarse. Por una parte, la coalición parlamentaria que quiere reformar las pensiones y la salud está debilitada y, por la otra, la oposición tiene el peso político para pedir la renuncia del jefe de Estado y acusar al gobierno de haber ganado con trampas.
Lo que comenzó con un simple extravío de una maleta, se convirtió en un robo de una cantidad de dólares y pesos colombianos, cuya cantidad no ha podido ser determinada.
La dueña de la valija, la jefe del gabinete, Laura Sanabria, sospechó de su niñera, Marelbys Meza, la cual había ya trabajado en ese cargo con el hasta el viernes 3, embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti.
Y es aquí donde arranca el embrollo que puede costarle la presidencia a Petro; además de agriar las relaciones diplomáticas entre esa nación y Venezuela, que se habían recompuesto con la llegada de Petro al poder e incluir en el problema, a grupos guerrilleros y narcotraficantes.
Colombia enfrenta una posible crisis de Estado, y esto puede significar que Gustavo Petro se vea obligado a renunciar a la presidencia de la República, por lo que la vicepresidenta, Francia Márquez, debe convocar a nuevas elecciones, debido a que este Gobierno no lleva ni dos años en el poder.
Con Meza estalla el escándalo
Todo se inicia cuando Marelbys Meza acusa a Laura Sarabia de secuestrarla e interceptarle el teléfono a cuenta del supuesto robo de su casa, de una maleta que tenía una cantidad no especificada de dólares (se habla de $ 7.000), y 150.000 pesos colombianos. Ahí estalla el escándalo.
Benedetti, que ya estaba disgustado con Sarabia, por una espera de tres horas en la sede del gobierno en Bogotá, recontrata a Meza para que cuide a sus hijos en Caracas, ciudad a la que llegó en un avión privado.
Luego, el fiscal general, Francisco Barbosa, quien fue nombrado por el gobierno de Iván Duque, denuncia que la detención de Meza, unido al robo de la maleta con los dólares y los pesos merece la investigación de dicho.
Además, que el interrogatorio y prueba de polígrafo a Meza fue ilegal y que las escuchas ilegales estaban de vuelta en un país traumatizado por la violación de derechos políticos.
En pocas palabras, lo que empezó como un delito doméstico, se convirtió en un escándalo nacional.
Petro entonces anunció la salida de Sarabia y Benedetti y negó que su gobierno hubiese autorizado grabaciones telefónicas.
“Este Gobierno no intercepta ilegalmente comunicaciones de magistrados, de jueces, de periodistas, de opositores. A los opositores los cuidamos, no les puede pasar nada porque están bajo nuestra responsabilidad”.
Los audios Sanabria-Bedetti
El domingo 4, la revista Semana publicó unos acalorados audios en los que Benedetti le reclama a Sarabia que lo hayan aislado y la amenaza con dar a conocer detalles de una supuesta financiación ilícita de la campaña.
Petro, el mismo domingo en la noche, negó que su campaña recibiera “dinero de personas ligadas al narco, ni mucho menos se ha manejado cifras como $ 15.000 millones o $ 3.4 millones", que menciona Benedetti.
Este problema entre dos funcionarios cercanos al presidente Petro, lo toma en un momento difícil, ya que se está discutiendo la aprobación de sus grandes reformas a la salud, las pensiones y el trabajo por parte del Congreso, donde ya no tiene la presidencia del Senado ni una coalición clara, y sus negociaciones de paz con grupos armados se han ido debilitando.
El peligro evidente para el gobierno es que tenga que dedicar su energía en responder y defenderse del escándalo y no pueda dedicarla a la agenda de reformas y eso despierta el espectro de un gobierno paralizado, coinciden analistas consultados sobre el tema.
Aunque todavía no haya una sola prueba de financiación irregular, sí hay un escándalo político y con eso probablemente, sobre todo con la diferencia manifiesta entre el fiscal y Petro, se puede abrir una investigación en el Congreso, donde Petro no tiene mayoría”.
A manera de conclusión
Las formas y estrategias de Gobierno de Gustavo Petro, y lo que representa como antiguo guerrillero, siguen sirviendo como instrumento de permanente alerta a la oposición radical.
Por su parte, Petro, que iniciara su mandato en tono conciliador, ha radicalizado su discurso. El regreso a las apariciones en balcón que han suscitado comparaciones con Luis XV y su fijación con el lema "El Estado soy yo” mantienen a buena parte de sus electores y opositores en vilo.
En Twitter, Petro caza peleas con las demás ramas del poder y no tiene reparo en criticar a periodistas y medios.
Por los momentos, el exembajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, y la exjefa de Despacho en la Casa de Nariño, Laura Sarabia, deberán responder ante el Consejo Nacional Electoral el 13 de julio por "presuntas irregularidades en la financiación” de la campaña de Gustavo Petro.