El acuerdo New START (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, en sus siglas en inglés) se firmó en 2010 acordado por los dos países con los mayores arsenales nucleares, no solo del mundo actual, sino de todos los tiempos: EE. UU, y Rusia.
Aunque Putin advirtió públicamente a sus líderes militares que "estuvieran listos a realizar ensayos si EE. UU. los hacía", sus acciones posteriores mostraban una voluntad de mantener el acuerdo. No hay muchas opciones cuando se habla de armas que pueden destruir parte de la civilización si se usan.
Gonzalo Morales Divo
Putin hizo el anuncio a un año exacto del inicio de la invasión a Ucrania, un gesto simbólico que quizá deja el mensaje de que su perversa intervención ucraniana es poca cosa comparada con un conflicto nuclear. Por supuesto, siempre se dirigirá a su público y a la opinión pública mundial como la víctima de una conspiración del cruel capitalismo que quiere reducir la grandeza de la "Madre Rusia".
"Me veo obligado a anunciar hoy que Rusia suspende su participación en el tratado sobre armas estratégicas ofensivas", afirmó. Una declaración alarmista muy común en dictadores y zátrapas, la teoría del "demonio capitalista" y su afán de destruir a quienes cuidan el "paraíso socialista" (del cual, por cierto, Putin no es precisamente un símbolo).
¿Qué fue primero..?
Putin utiliza el argumento de que Rusia debe preparar una operación de pruebas nucleares si EE. UU. lo hace primero. Pero muchos observadores han afirmado que las verdaderas razones son la negativa de Rusia de aceptar inspecciones de su arsenal nuclear, una bloqueo que viola los téŕminos del tratado, firmado inicialmente en 2010.
El tratado limita a 1.550 cabezas nucleares de largo alcance por país. En este caso, el número de ojivas baja en comparación con acuerdos como el START, además de la circunstancia de permitir que se inspeccionen las instalaciones nucleares de cada país.
Mijaíl Uliánov, representante ruso en Viena, fue rápido en anunciar que el retiro es parcial: "La vuelta al Tratado sigue siendo posible en determinadas circunstancias". Lo cual, en otras palabras, significa que el acuerdo queda en el limbo. El New START es el único pacto de armas nucleares que quedaba entre las dos potencias militares, y se había prorrogado hasta 2025 dos años atrás.
Luego del discurso de Putin, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, calificó la decisión de Putin como "muy desafortunada e irresponsable".
¿Y Ucrania qué?
En un discurso de casi dos horas, Vladimir Putin no hizo otra cosa que repetir su misma letanía: la guerra en Ucrania es culpa de Occidente, que quiere quitarle territorio y recursos a Rusia. Dijo: "Quiero repetirlo: son ellos los culpables de la guerra, y nosotros estamos usando la fuerza para detenerla". Se refirió a los intentos de que Ucrania se uniera a la OTAN como ejemplo de estas provocaciones. "No tienen en cuenta los sacrificios humanos ni las tragedias… Deben seguir robando a todo el mundo, disfrazándose con eslóganes de democracia y libertad".
Y no podía dejar de decir que Ucrania es un territorio ruso que Occidente intenta robarle desde el siglo XIX. También denunció que en Ucrania se gestó una "rusofobia, un nacionalismo extremo".
No obstante, lo que subyace en todo este discurso es el tema nuclear. Fuera -aunque sea parcialmente- de los acuerdos, la tensión nuclear se incrementa y, con un líder como Putin, autocrático y nacionalista, el peligro sigue estando latente.