El voto latino se hace cada vez más importante en EE. UU., como señalamos en la primera parte de esta serie. Hay precisiones que hacer respecto a la semántica del concepto "voto latino": obviamente se refiere a la etnicidad de esos votantes, sus países de orígenes y tendencias de acuerdo con la idiosincrasia que traen los inmigrantes, no solo de ciertos lugares específicos, sino de ciertos momentos históricos. No es igual un venezolano que migró hace 50 años, que otro llegado en las últimas dos décadas.
El Pew Research Center nos dice cuáles son los mayores porcentajes de latinos, registrados para las más recientes elecciones presidenciales en 2020 son: New Mexico (42.8%), California (30.5%), Texas (30.4%), Arizona (23.6%), Florida (20.5%), Nevada (19.7%), Colorado (15.9%), New Jersey (15.3%), New York (14.8%), Connecticut (12.3%), Illinois (11.6%), y Rhode Island (11.3%).
Como se puede observar, los mayores porcentajes corresponden a estados muy poblados por inmigración mexicana, de modo que este grupo tiene un peso político inmenso en comparación con otros orígenes nacionales. Solo Florida descolla como bastión de hispanos no mexicanos, junto a estados del noreste que tienen una composición mucho más mixta (cubanos, puertoriqueños, dominicanos, etc).
Gonzalo Morales Divo / El Político
Por eso, los partidos, grupos políticos y candidatos consideran al latino como un "target" digno de una estrategia ad hoc, hecha a la medida de los efectos que ciertas corrientes y experiencias políticas han instituido. Por ejemplo, en el sur de Florida cubanos y venezolanos han configurado un bloque republicano usualmente radical contra la izquierda latinoamericana y estadounidense.
Los cubanos, por supuesto, fueron los primeros en establecer ese bastión a principios de los 1960s, su crecimiento y arraigo solidificaron un bloque político conservador muy sólido, reforzado por venezolanos a principios de este siglo XXI. En menor medida nicaragüenses, chilenos o argentinos. Son escapados de regímenes de izquierda dura que han radicalizado el ambiente político o han destruido su economía, como los de Venezuela o Nicaragua.
En el norte de la costa atlántica, alrededor de Nueva York, los puertoriqueños, dominicanos y un compuesto de diversos países centro y suramericanos, marcan la pauta, con tendencias republicanas o demócratas bastante equilibradas de acuerdo con el estado, la zona y el momento político.
En este lado del Río Grande
Pero la influencia caribeña o suramericana desaparece hacia el oeste del país. Son los mexicanos los que marcan la pauta en los estados fronterizos del sur. No obstante, la participación como porcentaje de la población votante no es tan alta como se supone: 47%, menos de la mitad. Los expertos atribuyen este porcentaje de abstención o mera "no participación", a que un gran pedazo de la población mexicana no tiene el estatus para votar, sea porque están ilegalmente establecidos o no son ciudadanos sino residentes.
Este problema de no participación, sea voluntaria o no, le resta poder político a los mexicanos. "La cantidad de mexicanos no ciudadanos en EE. UU. aumentó de 1,9 millones en 1976, a más de 8,4 millones en 2000, un incremento de 350%". No son buenas noticias para el poder electoral mexicano en Estados Unidos.
Otra razón que explica la baja participación latina en algunos estados es la edad. Por ejemplo, "40% de la población latina en California está bajo los 18 años de edad desde 1985″.
En general, el voto latino es demócrata
A excepción del Sur de Florida, el voto de los latinos en EE. UU. es mayoritariamente demócrata. El triunfo de Joe Biden en 2020, le debe mucho a los hispanos (como muestra la encuesta de Statista hecha en 2020).
Al final, Biden logró 65% del voto latino, mientras Trump alcanzó un 32%, según Edison Research. En los llamados "swing states" como Arizona o Nevada, el voto latino le dio el triunfo al candidato demócrata. Muchos votaron por causas sociales que Biden apoya, como derecho al trabajo o programas sociales.
California es un estado mayoritariamente demócrata y los latinos son parte importante de la contribución de votos.
En contraste, como ya mencionamos, Donald Trump logró 46% del voto latino en Florida, basado en una retórica anti-socialista y muy confrontacional con regímenes dañinos a la democracia en países como Cuba o Venezuela.
En próximos artículos, seguiremos analizando el poder político hispano en Estados Unidos, pero también la calidad y estilo de gestión de funcionarios de origen latino, como Francis Xavier Suarez, de quien ya hemos hablado en esta serie.