En la segunda parte de la serie "Un vistazo geopolítico Mundial" hablemos de dos posibles focos bélicos.
Gonzalo Morales Divo/El Político
Organizaciones como el Georgetown Americas Institute, la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, el Fondo Monetario Internacional y otros han dado prospectivas sobre la economía en 2023 y más allá.
Existen señales alentadoras provenientes de los Estados Unidos, donde se ha registrado un crecimiento mayor al esperado en el último trimestre de 2022 y parece que la inflación finalmente está retrocediendo en 2023. Asimismo, el levantamiento de las restricciones de COVID-19 en China es prometedor y podría augurar un mejor desempeño económico de lo esperado.
No obstante, habrá que observar los movimientos bélicos de China respecto a Taiwán, una circunstancia geopolítica que sin duda crearía un enorme caos, no solo militar, sino geopolítico, porque abriría para Occidente un nuevo flanco de batalla al ya desgastante de Rusia y Ucrania.
Sin embargo, en otras partes del mundo, el crecimiento ha perdido impulso y la inflación sigue siendo persistentemente alta.
Además, los bancos centrales continúan endureciendo las condiciones financieras y la deuda global sigue siendo elevada. Por si fuera poco, los precios de la energía siguen altos mientras persiste la guerra en Ucrania.
Guerra en Ucrania
Roger B. Myerson, ganador del Premio Nobel de Economía 2007, explica que "una vez que comienzan las guerras, se vuelven muy difíciles de terminar.
El presidente Putin y sus colegas del Kremlin temen perder el poder si el pueblo ruso reconoce la guerra en Ucrania como un costoso error, por lo que se han sentido obligados a propagar un mito sobre una amenaza existencial para Rusia proveniente de una Ucrania independiente que tiene vínculos militares con Occidente."
Para Myerson en caso de que el Kremlin logre persuadir a los ciudadanos rusos de que su supervivencia depende de hacer los sacrificios necesarios para destruir a Ucrania, el pueblo ucraniano tendría motivos para temer que cualquier cese de hostilidades solo otorgaría tiempo a Rusia para prepararse para una futura y más grande invasión destructiva de su país.
Un antecedente para tales temores se encuentra en el periodo entre el fin de la Primera Guerra Chechena en 1996 y el inicio de la Segunda Guerra Chechena en 1999.
Por lo tanto, incluso si se acordara un cese al fuego mañana, Ucrania aún necesitaría una importante ayuda militar para protegerse del rearme de Rusia, y esta ayuda podría ser interpretada como una prueba de una amenaza militar existencial contra Rusia para justificar mayores inversiones rusas en el rearme.
Un cese al fuego que desencadene una peligrosa carrera armamentística no puede considerarse paz.
Ante este dilema, algunos han llegado a la conclusión de que la paz puede ser imposible sin un cambio de liderazgo en Rusia.
Sin embargo, cualquier intento extranjero para tal cambio podría ser interpretado como una prueba adicional de una intención para subvertir la independencia de Rusia.
Dice Myerson que:
Para escapar de este dilema, debemos encontrar una manera para que Rusia, incluso sin cambiar su liderazgo, se comprometa de manera creíble a aceptar a Ucrania como un vecino democrático e independiente. Tal compromiso podría ser más creíble si más personas en Rusia comprendieran que el pueblo de Ucrania está verdaderamente unido en su determinación de defender la independencia de su nación. Si los ciudadanos comunes de Rusia pudieran ver esta verdad fundamental, que la fuerza de la resolución nacional ucraniana detuvo la invasión de Rusia este año, entonces sería más difícil engañarlos para creer que un ejército más grande y armado podría, de alguna manera, forzar al pueblo ucraniano a convertirse en una nación diferente.
Ante este dilema, algunos han llegado a la conclusión de que la paz puede ser imposible sin un cambio de liderazgo en Rusia.
Sin embargo, cualquier intento extranjero para tal cambio podría ser interpretado como una prueba adicional de una intención para subvertir la independencia de Rusia.
Para escapar de este dilema, debemos encontrar una manera para que Rusia, incluso sin cambiar su liderazgo, se comprometa de manera creíble a aceptar a Ucrania como un vecino democrático e independiente.
Tal compromiso podría ser más creíble si más personas en Rusia comprendieran que el pueblo de Ucrania está verdaderamente unido en su determinación de defender la independencia de su nación.
Si los ciudadanos comunes de Rusia pudieran ver esta verdad fundamental, que la fuerza de la resolución nacional ucraniana detuvo la invasión de Rusia este año, entonces sería más difícil engañarlos para creer que un ejército más grande y armado podría, de alguna manera, forzar al pueblo ucraniano a convertirse en una nación diferente.
China y Taiwán
La situación del coloso chino continental y su vecino insular es algo distinta a la anterior. Si bien, hay motivaciones hegemónicas para la China continental, una invasión a Taiwán tendría enorme costo político.
Según Ely Ratner, el funcionario principal del Pentágono a cargo de la seguridad del Indo-Pacífico, es poco probable que China intente invadir Taiwán antes del final de la década.
Ratner declaró que el alto costo de tal acción es bien entendido por China y que la disuasión es fuerte.
También citó los esfuerzos de Estados Unidos y sus aliados para desarrollar capacidades para contrarrestar las ambiciones militares y territoriales de China, llamándolo un "año de avance para alianzas y asociaciones".
Ratner mencionó la decisión de Japón de aumentar el gasto en defensa y trabajar en armas de contragolpe, el acuerdo entre Estados Unidos y Filipinas para establecer cuatro nuevos sitios para las fuerzas estadounidenses y el progreso en el acuerdo de intercambio de tecnología entre Australia, el Reino Unido y Estados Unidos.
También destacó el "diálogo de nueva tecnología" con India que llevará a más actividades de co-desarrollo y co-producción. Los comentarios de Ratner se producen después de que el subsecretario de Defensa para Política, Colin Kahl, testificara ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes que no cree que China intente invadir Taiwán antes de 2027.