El académico Dmitry Suslov, del Centro de Estudios Internacionales y Europeos de Rusia, aseguró que "no habrá ninguna mejora tras el encuentro Biden-Putin.
El Político
El académico dijo que la relación de confrontación se mantendrá, al igual que las contradicciones sistémicas y concretas entre los dos países”.
El investigador sostiene que la oposición entre Moscú y Washington en cuestiones esenciales persistirán.
Estos temas son: el estado del orden internacional presente y futuro, la arquitectura de seguridad europea, la situación del espacio post-soviético y la crisis en Ucrania o el caso de Siria.
EEUU-Rusia interesados en estabilizar la relación
Sin embargo, si esta cumbre tiene lugar en momentos de tantos y tan profundos desacuerdos es porque a ambos países les interesa estabilizar la relación.
A los dos dignatarios les conviene evitar peligros mayores o una confrontación incontrolable, reportó Republica
Suslov cree que las criticas a lo que los rusos consideran sus asuntos internos seguirán siendo uno de los rasgos esenciales de la Administración de Joe Biden.
Estima que la cumbre ni siquiera llevará a una pausa en las sanciones de EEUU contra Rusia.
Evitar una escalada que pueda salirse de control
Lo cierto es que ambos países tienen un interés común: congelar su confrontación al nivel actual y evitar una escalada que pueda salirse de control y llevar a una nueva carrera armamentista.
A Rusia no le conviene un conflicto de esta naturaleza por el costo que esto supondría para su erario.
Suslov señaló que “la opinión pública rusa no apoya ningún elemento de política exterior que represente gastos adicionales y menos presupuesto para el desarrollo interno”.
El analista cree que una estabilización de la relación con EEUU evitaría que Rusia entre en una fase de dependencia excesiva con respecto a China, que es el verdadero y gran rival del primero en la escena internacional.
La Administración de Biden es al mismo tiempo sensible al temor de sus aliados europeos a un mayor deterioro de las relaciones con Rusia, de la que tiene una dependencia energética importante.
El papel de China
La cuarta gran pieza en este complejo tablero es China, que se ha erigido como el mayor adversario de EEUU, una condición que parece irreversible y que significa que para Washington sería mejor evitar un empeoramiento de las relaciones con Rusia.
En este contexto, la fórmula más probable que puede surgir de la cumbre de Ginebra sería la de una “confrontación manejable de las relaciones”, según el experto.
En que las expectativas de este encuentro Biden-Putin son bajas concuerda plenamente Robert Legvold, profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia.
Sin resultados destacables
“No habrá resultados destacables, ni un cambio fundamental en la relación. No creo que nadie piense que habrá un reinicio de la relación, pero sí que habrá una política a dos velocidades, con ambas partes que pondrán a un lado lo que deben para cooperar en lo que es posible”, de acuerdo con su análisis.
Esta dicotomía será difícil de manejar porque se tendrá que evitar que la tensión que imperará en la primera vía contamine la áreas donde el progreso es posible, sostuvo el académico.
Posible retornos de sus respectivos embajadores
Por ello, se espera que los presidentes anuncien el retorno de sus respectivos embajadores, retirados –primero por Rusia- luego de que Biden se mostrase de acuerdo con llamar “asesino” a Putin en una entrevista.
En el mejor de los escenarios, la cumbre podría evidenciar alguna voluntad de cooperación en la no proliferación nuclear, en el cambio climático (en particular en el Ártico), pero sin pasar por alto temas candentes de DDHH que implican a Rusia y las sospechas de su implicancia en ciberataques contra intereses estadounidenses.
El ámbito sanitario también podría ser un terreno de encuentro, sobre todo si deciden evitar cualquier competencia entre las vacunas contra el COVID-19 que EEUU y Rusia producen.
Mano dura
El presidente Biden, acudirá a la cumbre de Ginebra con la intención de tratar con mano dura a su homólogo ruso, Vladímir Putin, pero también de avanzar en un sinfín de desacuerdos bilaterales, dos propósitos difíciles de conjugar.
La cita del miércoles entre Biden y Putin supone el mayor desafío diplomático del presidente estadounidense desde que llegó al poder en enero: tendrá que plantar cara a un rival al que acusa de una retahíla de males mientras intenta contener la escalada con la mayor potencia nuclear, informó Gestion.
“No estamos buscando un conflicto; lo que buscamos son formas de resolver unos actos (de Rusia) que creemos que no encajan con las normas internacionales”, dijo Biden en una rueda de prensa este domingo en Cornualles (Reino Unido).
El presidente ha combinado ese mensaje medianamente conciliador con otro mucho más desafiante: una amenaza de más represalias si Rusia no cambia su comportamiento.
Conflictos enquistados
La cumbre llega tres meses después de que Biden describiera a Putin como un “asesino”, y diez años más tarde de un encuentro entre ambos en el que el estadounidense, que entonces era vicepresidente, le dijo al ruso que “no tenía alma”.
Esos roces verbales auguran una cumbre mucho más fría que la que Putin mantuvo en el 2018 con el expresidente estadounidense Donald Trump, pero la verdadera fuente del conflicto no estará en la forma, sino en el fondo; en la sustancia de las decenas de problemas enquistados entre los dos países.
Muchísimos desacuerdos
“Hay muchísimos desacuerdos sobre cómo pueden impactar la estabilidad estratégica temas como el ciberespacio, el espacio, la defensa de misiles y las nuevas tecnologías armamentísticas”.
Así lo señaló el experto del centro de estudios Wilson Center, Matthew Rojansky.
Y las cosas se ponen aún más tensas si se tocan los temas de “Ucrania, Bielorrusia o el tratamiento de la oposición y los medios independientes dentro de Rusia” donde, recordó Rojansky, hay “básicamente cero consenso”.
Respeto a la soberanía e integridad de Ucrania
En cuanto a Ucrania, según la Casa Blanca, Biden exigirá a Putin respetar la soberanía e integridad territorial de ese país, especialmente en el Donbás, escenario de un conflicto desde el 2014 y donde se han concentrado en los últimos meses un gran número de tropas rusas.
Otro de los temas más delicados será el comportamiento del régimen del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, aliado de Moscú y que en mayo obligó a un avión a realizar un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Minsk para arrestar al periodista Román Protasevich.
Es de esperar que Putin se cerrará en banda si Biden le reprocha la situación de la oposición y la prensa independiente en Rusia, en particular el caso del encarcelado líder opositor Alexéi Navalni, cuyo movimiento político acaba de ser ilegalizado por la Justicia rusa.
Los ciberataques, una prioridad clave
Uno de los puntos centrales del encuentro está relacionado con el abordaje de los ciberataques a EEUU.
El Gobierno de Biden acusa a Moscú de los ciberataques. La herida está reciente: en mayo, Estados Unidos sufrió dos perpetrados con “ransomware”, que bloquea los sistemas informáticos hasta que los afectados pagan un rescate a los piratas.
A esos ciberataques contra Colonial Pipeline, la mayor red de oleoductos de EEUU, y contra JBS, la segunda mayor procesadora de carne del país; se suma otra ofensiva que comenzó presuntamente en el 2019 y penetró en los sistemas del Gobierno estadounidense y grandes compañías mediante un programa de la empresa SolarWinds.
Putin planteó este fin de semana la posibilidad de un intercambio de cibercriminales con Estados Unidos, y Biden pareció dar la bienvenida a la idea durante su rueda de prensa del domingo en Cornualles (Reino Unido).
Sin embargo, el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, aclaró poco después que, si Putin le propone algo así, lo único que hará el mandatario estadounidense será dejarle claro que en su país se hace “justicia” cuando se detecta que alguien ha cometido un crimen cibernético.
Los posibles avances
El conflicto en Siria y el interés común en los recursos del Ártico completarán una agenda repleta de puntos calientes, con poco espacio para el consenso: lo más parecido a una rama de olivo que Biden ha extendido a Putin es su reciente decisión de eximir de sanciones a la empresa Nord Stream 2, encargada del gasoducto que llevará gas ruso a Alemania.
Los observadores más optimistas esperan que la reunión se cierre con una definición un poco más clara del futuro del desarme nuclear, tras el acuerdo mutuo de renovar el tratado Nuevo START.
Posible acuerdo sobre la situación diplomática
Lo que sí es probable que salga de la cumbre es algún acuerdo sobre la situación diplomática, después de que Rusia prohibiera en abril la contratación local de ciudadanos rusos y de terceros países en la embajada de Estados Unidos en Moscú, que se vio obligada a recortar su personal en un 75%.
“Tienen que negociar al menos un mínimo restablecimiento de lazos diplomáticos” para que cada país pueda mantener sus operaciones consulares, dijo la directora del centro para Rusia en la Universidad de Georgetown, Angela Stent, a la revista Foreign Policy.
Un dato a considerar es que nadie en la Casa Blanca espera que la cumbre produzca un “reseteo” de las relaciones como el que buscó en su momento el expresidente Barack Obama (2009-2017).
Sin embargo, los funcionarios estadounidenses sí esperan que la cita permita instalar “barandillas” en la bronca bilateral para que no llegue a niveles demasiado peligrosos, explicó Rojansky.