La humanidad comienza mañana el Año Nueva en medio de la creciente incertidumbre generado por la presencia de un terrible mal: El Covid-19 y sus derivados. Ante los que la ciencia, con todo el esfuerzo desplegado, mantiene muchísimas dudas. Sin que sus expertos se atrevan a dar un juicio definitivo, de cuándo acabará o qué secuelas dejarán en todo el planeta.
El Político
Cuando distintos laboratorios, de muchos países, Rusia, China, Alemania, Estados Unidos o Cuba, entre otros, anunciaron sus avances en el desarrollo de una vacuna contra el Covid-19 surgió la esperanza en que se estaba en el camino del remedio definitivo.
Pero empezaron a surgir inconvenientes. El primero: sólo los poderosos podían obtener la vacuna. Las naciones pobres quedaron relegadas. Su acceso a los fármacos ha sido más lento y lleno de complejidades logísticas.
A lo que se unió otro hecho impensable: Los movimientos antivacuna y contrarios a la adopción de las medidas de seguridad, como el uso de barbijos (cubrebocas o mascarillas), distanciamiento social o pasaportes de vacunas.
Lo que explica que al témirno del año, pese a todos los esfuerzos, recursos invertidos y campañas, la vacunación aún no ha podido completarse en casi en ningún país. Mientras la cifra de infectados se ha vueto a dispara en los días finales del 2021.
Para complicar más las cosas surgieron las variantes Delta y Ómnicron.
Ayer mismo la Organización Mundial de la salud advirtió:
El "tsunami de nuevos casos" es tal que durante la última semana (del 22 al 28 de diciembre) se produjeron casi un millón de contagios en el planeta cada día. Lo cual supera en más de 100.000 personas lo peor del golpe de la variante anterior, la Delta.
Las mayores víctimas del Covid
Las variantes Delta y Ómicron del Covid-19 se han cebado con los poderosos y grandes países. Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia o Argentina han registrado récords de nuevas infecciones diarias.
Cada segundo, dos franceses se infectan de Covid-19, según calibró ayer el ministro de Sanidad galo el impacto gigante de la variante Ómicron, descubierta en Sudáfrica.
En España, la proporción es casi la misma, teniendo en cuenta la menor población respecto al país vecino. Cada segundo, hay 1,14 ciudadanos infectados
Familias divididas y dispersadas
Uno de los principales daños ocasionado por el coronavirus ha sido el del separar a las familias, regarlas por el mundo. Casi toda la humanidad se ha visto arrastrada por un vaivén de confinamientos y restricciones en función de la evolución de la pandemia.
Ante esta crudísima realidad, que puede tratar de esconderse de acuerdo a las mezquindades políticas, lo cierto es que los hombres de estado y los científicos, tienen como tarea primordial, encarar con todo rigor lo que está ocurriendo y brindarle al hombre un camino de salvación.
En caso contrario el coronavirus , y cuantas variables se le ocurra traernos, no permitirá que tengamos un Feliz Año, como le deseamos a todos.
Fuente: Agencias