Don’t Look Up (No miren arriba), la nueva comedia negra de Adam McKay para Netflix, logra ofrecer una parodia en un mundo que ahora está más allá de la sátira y sorprende la actuación de Meryl Streep como una líder incompetente.
El Político
Streep interpreta a una presidenta de EE. UU. en la película del desastre que los progresistas pueden aplaudir al principio hasta que se revela su personaje: un eslogan que usa gorra, se engrandece a sí mismo, tiene sed de poder y es conservador.
La presidenta Janie Orlean, es descrito por McKay como "70 por ciento de celebridad, 30 por ciento de político inteligente, alguien absolutamente cobarde y sin vergüenza".
Si bien Donald Trump nunca es mencionado en la película o por los actores o creadores, su presencia se siente y está muy claro de dónde Streep obtuvo su inspiración.
La presidenta Orlean está mucho más preocupada por las elecciones primarias que por un cometa en extinción que se precipita hacia la Tierra en una metáfora del cambio climático que golpea a los espectadores directamente en la cara.
Streep dijo que encontró inspiración en el papel de varios lugares diferentes y citó a "personas absurdas".
Antecedentes
“Hubo una actuación este año que me sorprendió”, fueron las palabras con que la actriz realizó una suerte de preámbulo de su queja, al aludir al propio empresario, cuando meses antes en un discurso se burló de Serge Kovaleski, periodista discapacitado de The New York Times. Trump, en esa ocasión, hizo gestos para imitar los movimientos del profesional, además de doblar las muñecas y hacer contorsiones con el rostro.
En su discurso, la actriz siguió: “Esa actuación no me sorprendió porque fuera buena. No había nada bueno en ella. Pero fue eficaz y cumplió su función. Hizo reír a su público objetivo… y mostrar los dientes. Fue ese momento en que la persona que podía sentarse en el asiento más respetado de nuestro país imitó a un reportero discapacitado, alguien a quien superaba en privilegio, poder y en la capacidad de responder. Ese instinto de humillar, cuando es ejercido por alguien público, poderoso, se filtra en la vida de todos, porque da permiso a otros para hacer lo mismo”.
La intérprete sacó aplausos. Y para rematar, dijo que no se retrocedería ni un milímetro en lo avanzado en temas de derechos de la mujer y de las disidencias sexuales.
Hace muy poco, Streep pudo saltar de trinchera y personificar al mismo objeto de su odio y rechazo. Al propio Trump, aunque también sin mencionarlo. A un líder negacionista, que no confía en la ciencia y que ocupa cualquier truco para aferrarse al poder.
Fuente: La tercera