El dicho "año nuevo, vida nueva" no se ha cumplido para las argentinas este 2017, que continúan siendo víctimas de la violencia de género y ven que su imagen -según denuncian activistas sociales- como madres sumisas y, en el peor de los casos, objetos sexuales, no cambia.
En los 31 días que componen enero las portadas de los medios nacionales e internacionales mostraron la cara machista de Argentina, que envolvía casos de palizas y acosos y que, según denuncia Verónica Catinari, representante de la asociación Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLa) en Buenos Aires, mantiene la cifra de "un feminicidio cada 30 horas".
Entre los casos más sonados de violencia del mes se encuentran los de un anestesista que drogó y propinó una paliza a una joven de 21 años en Buenos Aires y la denuncia de una joven de 24 años que dijo haber sido abusada por seis rugbistas en una fiesta el pasado diciembre.
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Otra clase de ataques, según denuncian organizaciones sociales como Ni Una menos y MuMaLa, fue el que vivieron hace apenas una semana tres mujeres cuando varios policías las obligaron a cubrirse el pecho cuando hacían "topless" en una playa de la turística localidad de Necochea, en la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires, porque algunos bañistas dijeron sentirse incómodos.
La respuesta por parte de varios colectivos sociales no se hizo esperar y días más tarde la asociación Agitaciones Contra El Acoso Callejero convocó una "tetazo" para el próximo 7 de febrero bajo el lema "nuestros senos no deben ser censurados".
Pero recibir golpes o exigir que se cubran el pecho en playas no es la única forma que puede tomar la violencia machista: "que te dé temor a pasar por según qué calles por cómo vistes es violencia", al igual que no recibir el mismo salario que un hombre por la misma clase de trabajo o que "no tengan tan en cuenta tu opinión", denuncia Sabrina Cartabria, abogada y portavoz de Ni Una Menos.
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Para ella, "las estructuras de poder" siguen mostrando a la mujer "estereotipada", encerrada en "la maternidad", "sumisa" y como "objeto sexual".
Aun así, las multitudinarias marchas compuestas tanto por mujeres como por hombres en los últimos meses también revelan un cambio de actitud, especialmente tras la manifestación organizada en octubre pasado en varias ciudades argentinas por la muerte de Lucía Pérez, una joven de 16 años que falleció tras ser drogada, violada y empalada.
Este "hartazgo" que empieza a surgir en la sociedad incluye no solo a las mujeres, sino también a las chicas y adolescentes, y ha logrado visibilizar "situaciones de violencia que antes estaban ocultas".
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"Las mujeres están tomando las calles, estamos más organizadas" y "somos más conscientes de nuestros derechos", asegura Cartabria, quien critica que el Estado todavía no facilita cifras oficiales sobre feminicidios y ataques a mujeres y no implementa políticas públicas en favor de las mujeres.
Parte del reclamo de esta abogada es que incluso en los procesos judiciales por violencia "el poder actúa de forma aberrante", ya que los profesionales no tratan con la suficiente seriedad y perspectiva la situación de algunas víctimas de violencia y las posicionan incluso como "provocadoras".
A esto se le añade un "recrudecimiento de la violencia hacia las mujeres" desde "los sectores más machistas y conservadores de la sociedad" desde que estas comenzaron a marchar y a evidenciar sus situaciones de abuso.
Su conclusión y la de Catinari es la misma: "no creemos que podamos salir de la violencia sin un plan de acción estatal" que impulse todas las movilizaciones y reclamos que organizan las asociaciones sociales desde hace años.
Con información de EFE