Todo es premura en el proceso de introducir la tecnología 3G en la telefonía móvil. El apresuramiento tiene lugar en la única empresa de telecomunicaciones de Cuba, ETECSA, con capital de opacas sociedades anónimas y administrada por una junta militar que sustituyó sus toscas charreteras verde olivo por guayaberas importadas.
Llamémosle Eduardo. Un ingeniero con quince años de experiencia en la empresa cuenta sobre el progreso de los trabajos técnicos para poner a punto el 3G. Luego de beber con calma una taza de café fuerte y amargo, el ingeniero asegura: “Quizás antes de que comience el verano, ya estaría operativo el 3G a lo largo y ancho de la Isla”.
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Cuando se le pregunta por una fecha específica da rodeos: “Te voy hablar de la parte técnica, que es mi esfera, y te puedo afirmar que están asegurados los recursos y el equipamiento para que el 3G comience a operar. Pero debemos esperar que nos den la voz de arriba (el régimen). ETECSA es un simple brazo del gobierno y la respuesta final la da el Consejo de Ministros”.
A la progresiva ampliación de internet en Cuba, le anteceden las garantías de que los servicios técnicos de contrainteligencia tengan una ventana eficiente para controlar el tráfico de datos de sus usuarios.
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“Eso es elemental. Sin las debidas herramientas de ciberespionaje, la capacidad de hackear cuentas de clientes opositores y el control para censurar sitios contrarrevolucionarios o dañinos a la moral revolucionaria, no comienza a operar ningún servicio de ETECSA, sobre todo en internet, un espacio que el gobierno considera un Caballo de Troya. Por ejemplo, ahora mismo hay bloqueadas unas quince páginas webs consideradas antigubernamentales”, afirma Eduardo.
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