Faltan menos de tres semanas para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y Donald Trump y Joe Biden afinan sus estrategias para ser el vencedor.
El Político
En estas estrategias los votantes latinos significan el mayor tesoro que buscan conseguir tanto demócratas como republicanos de cara al 3 de noviembre.
Y es que son 32 millones de personas de origen latino que tienen derecho a votar en la próxima elección de EEUU y tratar de convencer a la mayoría de esos electores significaría el triunfo definitivo.
Es un número récord y se espera que sea la primera vez en la historia que los latinos constituyan la minoría racial o étnica más numerosa del electorado estadounidense con un 13,3% (sobrepasando a los afroestadounidenses).
Y cada cuatro años, vuelve a surgir la expectativa sobre qué tan crucial será el voto de los latinos para escoger al próximo presidente.
En esta ocasión, los expertos coinciden en que hay que estar atentos a lo que suceda en estados con numerosa población hispana, como Texas, Arizona y Florida, considerados sitios clave que podrían inclinar la balanza sobre cualquiera de los dos candidatos, Donald Trump o Joe Biden.
Pero después de cada elección el análisis de los resultados tiende a ser el mismo: que los latinos "no se presentaron" a las urnas como se esperaba, acentuando el apodo que se han ganado involuntariamente: sleeping giant (el "gigante dormido"), según la BBC.
Cada cuatro años, también, los candidatos idean estrategias para atraer al llamado "voto latino" utilizando por ejemplo el español en los mensajes de propaganda.
Que es uniforme y monolítico
No solamente usan "voto latino" en Estados Unidos para referirse a los votantes de origen latinoamericano o hispano, sino que también usan "voto negro" para hablar de los electores afroestadounidenses y "voto blanco" para quienes se identifican como tal.
Estados Unidos es un país que impone categorías desde hace décadas y en el caso de los latinos, los expertos advierten que detrás del genérico "voto latino" hay una amplia diversidad de personas de diferentes orígenes distribuidas en la enorme geografía del país.
"Hablar del ‘voto latino’ como uno único implica que es un grupo de personas que comparten los mismos puntos de vista, y aunque hay coincidencias, no todos piensan igual", dice Mark López, director de Migración Global e Investigación Demográfica del Centro Pew de Investigación, con sede en Washington.
Entre el total de latinos con derecho a votar en el país, el 59% son mexicanos o mexicano-estadounidenses, el 14% son puertorriqueños, el 5% de origen cubano y el 22% de otros orígenes hispanos, de acuerdo con cifras de 2016 presentadas por Pew.
Que es contundentemente demócrata
Si bien es cierto que el Partido Demócrata tradicionalmente ha obtenido más apoyo por parte de los hispanos en comparación con su contraparte republicana, no ha logrado atraer a este electorado en su totalidad.
Alrededor del 62% de los votantes latinos se identifican o inclinan hacia los demócratas, mientras que el 34% lo hace con los republicanos, según estimaciones hechas por el Pew este año.
Pero aun con la promesa de construir un muro entre México y Estados Unidos y tras imprimir calificativos como "violadores y asesinos" a los inmigrantes mexicanos, Trump ganó la Casa Blanca en 2016 con el apoyo del 28% del electorado hispano.
En elecciones previas, el republicano George W. Bush, por ejemplo, obtuvo un respaldo récord de los latinos, con un 40% que le votó en 2004.
La aproximación del Partido Republicano hacia el rol menos protagónico del Estado en los asuntos de la sociedad y la creencia en valores conservadores y religiosos son algunos elementos que atraen a votantes latinos, apuntan los expertos.
Solo se preocupa por políticas de inmigración
El 25% de los latinos elegibles para votar son inmigrantes y, aunque no es un porcentaje menor, esto significa que el otro 75% nació en Estados Unidos.
Los expertos coinciden en que uno de los preconceptos más comunes al pensar en este electorado es que su única preocupación o motor para votar son las políticas migratorias.
"Tradicionalmente asuntos como la economía, el empleo y la educación han sido de prioridad para los votantes hispanos. En años recientes hemos empezado a ver que priorizan el acceso a la salud y la inmigración", dice Clarissa Martínez de Castro.
"Más de la mitad de los votantes latinos conocen a alguien que es indocumentado, así que el trato a los inmigrantes es un asunto personal", agrega.
Antes de la pandemia, la mayoría de los votantes latinos registrados habían manifestado su interés en el aumento del sueldo mínimo, en la creación de leyes más estrictas sobre la tenencia de armas y más participación del gobierno en el acceso a la salud, según una encuesta nacional realizada por el Centro Pew.
¿A qué se debe el "gigante dormido"?
Desde 1980, los latinos e hispanos han votado en menos proporción que otros grupos demográficos.
Por ejemplo, en la elección de 2016 el 48% de los latinos elegibles para votar lo hizo, en comparación con el 60% de los votantes afroestadounidenses y el 65% de los blancos.
"El número de latinos que califican para votar y no lo hicieron ha excedido al número que sí votó en cada elección presidencial desde 1996″, indicó el Centro Pew.
Estos resultados han hecho que a los latinos se les señale como "un grupo que no vota en proporción a su importancia demográfica y política", apunta Mark López.
Pero este comportamiento se puede analizar más allá de un desinterés, exponen los expertos.
Algunos elementos que han afectado la participación son, según enumeran, la juventud del electorado -casi un millón de estadounidenses de origen latino cumple 18 años cada año-, la necesidad de más esfuerzos por parte de los estados en promover el registro electoral y el acercamiento de los candidatos.
Otros factores que señalan son:
Reglas de votación estrictas en algunos estados, que requieren identificación con foto u otros requerimientos para ejercer el voto.
Centros de votación distantes de las viviendas y dificultades para transportarse.
La fecha de elección en un día de semana (martes) y la imposibilidad de abandonar la jornada de trabajo para votar.
Una menor tradición o hábito de votar por parte de los hispanos nacidos en EE.UU. que han crecido en hogares cuyos padres son inmigrantes y no califican para votar.
Pese a este historial, los especialistas apuntan que los latinos sí han tenido influencia sobre elecciones, especialmente en los resultados de estados clave como Texas y Florida.