Donald Trump sabe que tiene que cuidar los votos en Florida de cara a la reelección en 2020. Pero también debe mantener tranquilo a Wall Street, si no quiere que el centro financiero más poderoso del mundo se eche en su contra.
El Político
Para estos dos objetivos la estrategia del presidente de Estados hacia Nicolás Maduro es fundamental.
“Florida es un estado importante para Trump en las elecciones, y pretende parecer duro contra Nicolás Maduro. Pero Trump también siente presión por parte de los ejecutivos de Wall Street por las sanciones que les impiden hacer negocios en Venezuela”, dijo el reportero de Bloomberg Ben Bartenstein, en la entrevista que le hizo el domingo el periodista venezolano César Miguel Rondón.
Bartenstein está de actualidad en el país latinoamericano. Este fin de semana desveló la reunión que el magnate y mercenario estadounidense Erik Prince mantuvo en noviembre con la vicepresidenta del régimen, Delcy Rodríguez. Siete meses después de que se hiciera público el plan de Prince para derrocar a Maduro y sus colaboradores más cercanos, entre los que figura Delcy Rodríguez.
Ahí no terminan las exclusivas de Bartenstein. Este miércoles publicó que ejecutivos de Wall Street, portavoces de algunos de los fondos más importantes de las finanzas estadounidenses (Goldman Sachs, Pimco y T Rowe Price), se han estado reuniendo con funcionarios de Maduro en Caracas estas últimas semanas.
La ambición de estos ejecutivos es cobrar los 60.000 millones de dólares que les debe Maduro a causa de bonos incumplidos a cambio de barriles de petróleo. “Millones de barriles”, precisa la nota.
¿Por qué los grandes fondos de Wall Street se exponen a hacer negocios con Maduro si estos están sancionados en EEUU? ¿Acaso es que la administración Trump ha cambiado su estrategia hacia el régimen?
En la entrevista con César Miguel Rondón, el reportero de Bloomberg recordó que la semana pasada el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, se reunió con altos funcionarios de la Casa Blanca. Juntos analizaron los resultados de la estrategia “de impulsar una transición democrática en Venezuela” implementada este 2019. Estrategia que “no lograron tras un fallido alzamiento contra Maduro en el primer semestre”.
“Ahora Trump está en una situación muy complicada”, agregó
Y lo está por los equilibrios que tiene que hacer para contentar a los votantes en Florida, y también al poder de Wall Street.
Desesperación de Maduro
La medida más dura de Donald Trump contra Maduro, y la más celebrada entre los hispanos republicanos en Florida, es el bloqueo de los negocios del régimen en EEUU. El bloqueo que ahora sitúa a Goldman Sachs, Pimco, T Rowe Price, así como al mercenario Erik Prince, en el foco de las sanciones.
Por un lado está Elliott Abrams, enviado especial para Venezuela de Trump, quien dice que si los ejecutivos firman acuerdos con Maduro “se abren a sanciones”.
Por otro aparecen las fuentes de Wall Street consultadas por Bloomberg, las cuales “sospechan que puede haber un cambio” en la política mientas se buscan alternativas para abordar el caso Venezuela.
Alí Moshiri, uno de los petroleros más prestigiosos del mundo, expresidente de Chevron, y expresidente de la división latinoamericana de Chevron, confía en que EEUU levante las sanciones en Venezuela. De ahí sus recurrentes viajes a Nueva York.
La muestra de su confianza es que está dispuesto a levantar financiamiento por miles de millones de dólares para invertir en petróleo venezolano a través del fondo que dirige en la actualidad, Amos Global.
Primero la agencia Reuters reveló que estaba buscando 500 millones, pero fuentes del diario ALnavío aseguraron la semana pasada que Alí Moshiri se dispone a recaudar hasta 5.000 millones. Esto es toda una declaración de intenciones. Y también una muestra de que algo está cambiando en EEUU. Alí Moshiri conoce la dinámica de poder en ese país.
Además, que está habiendo un cambio en la Administración Trump hacia Venezuela, al menos en el discurso, es evidente. Ya no todas las opciones están sobre la mesa del Despacho Oval, quedando la opción militar prácticamente descartada.
Otro punto es que para Estados Unidos ya Maduro no es un líder tóxico que cualquier gobierno debe evitar. Fue el propio Elliott Abrams quien encomendó a la Unión Europea, España, Argentina y México la tarea de negociar con el régimen para facilitar una transición y elecciones libres.
Tampoco hay que olvidar que Maduro está desesperado. El hecho de que esté dispuesto a canjear petróleo por deuda es la evidencia. Una de las máximas del chavismo es que las riquezas naturales son única y exclusivamente de los venezolanos. Esto ha cambiado porque ante el efecto devastador de las sanciones, ha permitido a las petroleras que operan en el país (entre ellas la estadounidense Chevron, una de las pocas exentas de las sanciones de Trump) hacerse cargo de la producción.
Nota de: AlNavío