La residencia de Donald Trump en Mar-a-Lago está en obras mientras que Melania busca una escuela en el Sur de Florida para el hijo de la pareja, Barron.
El Político
“Tiene sentido que quiera estar allí y hará de la mansión su hogar”, ha dicho una fuente sobre el presidente, que aún no ha reconocido públicamente que perdió las elecciones.
Cuando Donald Trump abandone la Casa Blanca el 20 de enero, tras el traspaso de poderes a Joe Biden probablemente se dirigirá a su Club Mar-a-Lago en Palm Beach, sur de Florida, reportó Infobae.
“Declaración de domicilio” de Trump
Ahí es donde él y la primera dama Melania Trump presentaron su “declaración de domicilio” el año pasado, cambiando sus residencia permanente hasta entonces establecida en Nueva York.
La Casa Blanca, por supuesto, no dice nada sobre sus planes posteriores a la presidencia, al menos públicamente, mientras él continúa haciendo acusaciones infundadas de fraude en las elecciones que perdió.
El personal de Mar-a-Lago ha estado preparando el nuevo hogar de los Trump, incluida la renovación de la residencia que compró en los años 80.
Remodelaciones en Mar-a-Lago
“El apartamento de Donald, que una vez perteneció a la creadora de la finca Mar-a-Lago, Marjorie Merriweather Post, será ampliado y arreglado”, ha dicho una fuente cercana al presidente a esta revista.
“Están renovando su apartamento dentro del Club Mar-a-Lago para hacerlo más grande, más moderno y cómodo para su uso”, añade.
Se espera que Trump, de 74 años, y su familia pasen mucho tiempo en Palm Beach, al sur de Florida donde al presidente le gusta emplear muchas horas jugando al golf aunque también visitarán otras de sus propiedades, como su club en Bedminster, Nueva Jersey, y la Trump Tower en la ciudad de Nueva York, donde vivían antes de instalarse en la Casa Blanca.
Melania Trump cómoda en Florida
Florida es también un retiro del agrado de la primera dama, de 50 años.
“No querría estar en Palm Beach en pleno verano, pero le encanta el lugar y sus amigos aquí”, dice la fuente.
“Y su club de golf está a unos minutos en West Palm Beach”. Además añade: “No importa lo que esté sucediendo en el mundo, en Mar-a-Lago los tratan como a la realeza. Les encanta estar aquí “.
También se está acondicionando una casa para los padres de Melania que se ocupan de la educación y el cuidado de Barron, de 14 años, junto a su hija. Ellos también ha residido en la Casa Blanca con el presidente.
Frecuentes viajes a Florida
Durante el tiempo en que Trump ha permanecido instalado en la Casa Blanca han sido frecuentes sus viajes a Florida para pasar los fines de semana o periodos de vacaciones.
Han sido tantos los desplazamientos a la zona que incluso se investigó el coste de los viajes al inicio de su mandato que se producían casi todos los fines de semana.
Mar-a-Lago funciona como un club privado de golf de 27 hoyos en el que para ser socio —cuenta con 500— hay que pagar una membresía de 200.000 dólares.
Una cifra que era la mitad antes de que el republicano fuera elegido presidente, pero que la Organización Trump afirma que era una rebaja por la recesión que azotaba al país. Eso sí, economías saneadas como la de Michael Jackson y Lisa Marie Presley —que celebraron en ella su boda en 1994— pueden alquilarla para eventos puntuales.
Sección privado de los Trump
La familia de Donald Trump tiene una sección reservada solo para ellos y el patriarca decidió cambiarle el nombre y ahora la llama la Casa Blanca del Sur. No en vano, sus constantes visitas han dejado claro que sirve para todas las estaciones del año y no solo para el invierno.
Cuando el empresario y actual presidente de Estados Unidos pasó por aprietos económicos a principios de los noventa quiso parcelar el suelo para ponerlo en venta, pero Palm Beach no se lo permitió. Entonces, lo convirtió en un club de golf privado.
Trump, en la primera campaña electoral, respondía a las críticas sobre su falta de experiencia política afirmando que sus negocios en la isla de Florida ofrecían una lección sobre cómo Estados Unidos ya que bajo su batuta Mar-a-Lago se convirtió en uno de los símbolos de su éxito económico.
Agregó canchas de tenis, un spa, remodeló la casa en la playa y mandó a construir un salón de baile estilo Luis XIV, por el que han pasado personalidades como Bill Clinton, Tony Bennett o Joan Rivers.