El papa Francisco suele aprovechar el día de Navidad para sacudir conciencias. Asomado al balcón de la basílica de San Pedro y antes de la bendición Urbi et orbi, la más solemne de las que imparten los pontífices, clamó contra las “tinieblas” del mundo. E hizo un repaso por los lugares del globo asolados por guerras, enfrentamientos o crisis económicas, informó El País.
El Político
El Pontífice argentino, que acaba de cumplir 83 años, pidió esperanza “para todo el continente americano”, donde “diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas”. En el sur, América Latina atraviesa un momento de plena ebullición, determinado por el descontento popular y la movilización ciudadana. Y en el norte, en Estados Unidos crece la tensión interna y el desacuerdo en pleno proceso de destitución del presidente Donald Trump. Aunque Francisco no especificó a qué países se refería, sí se detuvo en la crisis de Venezuela, como ha hecho en otras ocasiones, y rezó para que el pueblo venezolano, “probado largamente por tensiones políticas y sociales” obtenga “el auxilio que necesita”. También pidió que Dios “bendiga los esfuerzos de cuantos se están prodigando para favorecer la justicia y la reconciliación, y se desvelan para superar las diversas crisis y las numerosas formas de pobreza que ofenden la dignidad de cada persona”.
El Papa se refirió por primera vez a la actualidad política latinoamericana el pasado noviembre, en el vuelo de regreso de Japón y habló de un continente “en llamas”. También apuntó a “Gobiernos débiles que no han logrado poner orden y paz en su interior” y se mostró partidario de “llamar al diálogo, a la paz, para que se resuelvan los problemas”.
Francisco también tuvo un recuerdo en Navidad para quienes, a causa de persecuciones y otras injusticias, “deben emigrar con la esperanza de una vida segura”. Y subrayó que “la injusticia los obliga a atravesar desiertos y mares, transformados en cementerios”. Este año, más de un millar de personas han muerto intentando cruzar el Mediterráneo, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Hace unos días, Francisco colocó en un lugar destacado del Palacio Apostólico, por el que pasan los líderes de Estado que lo visitan en el Vaticano, una cruz que le entregó un grupo de salvamento con un chaleco salvavidas que perteneció un migrante que murió en el mar. Advirtió también de que “bloqueando los barcos no resolvemos el problema” y pidió “esfuerzos serios para vaciar los campos de detención en Libia”. En su mensaje de Navidad volvió a incidir en el tema y recordó que “la injusticia” fuerza a los migrantes a “sufrir abusos indecibles, esclavitudes de todo tipo y torturas en campos de detención inhumanos”. Y añadió: “La injusticia les niega lugares donde podrían tener la esperanza de una vida digna y les hace encontrar muros de indiferencia”, concluye el portal.
Fuente: El País