La cuenta atrás hacia el 10 de enero, día de la toma presidencial en Venezuela, ha disparado la conspiranoia en el entorno de Nicolás Maduro y ha extremado la persecución contra los cuadros medios de la oposición.
Si ayer fue el ministro Diosdado Cabello quien acusó al gendarme argentino detenido en la frontera de Colombia de organizar un plan de rescate para liberar a los seis colaboradores de María Corina refugiados en la legación diplomática argentina en Caracas, hoy jueves el turno ha correspondido al propio "presidente pueblo".
"Ahorita tienen una campaña imbécil sobre el 10 de enero para tratar de amedrentar a nuestro pueblo. Todo eso nace con inteligencia artificial más influencers para tratar de perturbar la paz mental y la tranquilidad de nuestro pueblo y su derecho a la felicidad en Navidades.
Disparan inteligencia artificial especializada en tu cuenta. Saben tu vida, nosotros les hemos entregado a ellos nuestra vida", explicó de forma confusa el mandamás bolivariano, que volvió a embestir también contra WhatsApp.
Mientras en las paredes venezolanas proliferan las pintadas en favor del ganador de las elecciones, el opositor Edmundo González Urrutia, quien ha prometido que aparecerá en Caracas el 10 de enero para ser envestido con la banda presidencial, se multiplican los "enemigos" de la revolución.
Entre ellos las ongs que en otros momentos de la Historia protegieron a los líderes chavistas, incluido al propio Maduro. "Sale Provea (prestigiosa organización proderechos humanos), que no es Provea, sino ProCIA, porque trabaja para la CIA desde los años 90. Un director de Provea me montó una trampa en los 90 y me entregó a la Disip (policía política)", inventó sobre la marcha el mandatario.
Óscar Murillo, actual coordinador de Provea, respondió de inmediato:
"No es la primera vez que el poder ataca a Provea. Reiteramos que ninguna circunstancia de amenazas, hostigamiento o actos de persecución por parte del gobierno apartará a Provea de su labor ininterrumpida de 36 años de acompañamiento a las víctimas".
Fue precisamente Provea quien amplificó minutos antes de la embestida de Maduro la denuncia de los familiares del dirigente opositor y profesor universitario Jesús Armas, en paradero desconocido desde hace casi una semana, recluido hoy en la siniestra prisión del Helicoide.
"Los testimonios indican que Armas fue asfixiado con una bolsa para obligarlo a declarar contra miembros de su agrupación política. Armas habría estado detenido y desaparecido en una casa clandestina del SEBIN (policía política) en la urbanización Santa Mónica de Caracas", señaló la organización.