Alexander Dugin, el sumo sacerdote de una rama virulenta del nacionalismo ruso que se ha vuelto cada vez más influyente en Moscú, se vuelve contra Vladimir Putin.
El Político
Las críticas llegan tras la retirada de Jersón. Los ‘ultras advierten de que no puede haber otro paso atrás, reportó ElMundo.
En contexto
Desde el punto de vista militar, esta derrota es especialmente grave, porque con la pérdida de la orilla derecha del Dniéper, Rusia pierde su cabeza de puente para avanzar hacia Nicolaiev y Odesa.
Esos son lugares donde después podría decidirse esta guerra. Si Ucrania logra mantener el control de estos lugares estratégicos, y hay buenas posibilidades de que lo consiga, toda la operación bélica fracasará definitivamente y, con ello, el régimen de Putin.
El hecho de que Putin consienta la retirada de Jersón, para él vergonzosa, significa que, tras algunas derrotas, probablemente ya no intervenga tanto personalmente en la planeación bélica como hasta ahora. Pero no abandonará sus planes de ocupar la mayor cantidad posible de territorio ucraniano y derrocar al gobierno de Kiev.
Sin embargo, tras la retirada de Jersón, Dugin incluso se atreve a sugerir el sacrificio o por lo menos el derrocamiento de Putin.
En un reciente mensaje en Telegram, dijo que un autócrata como Putin tiene la responsabilidad de salvar a su nación o afrontar "el destino del Rey de las Lluvias", señalando que se refiere a La rama dorada de James Frazer.
Se trata de un estudio sobre magia y religión donde se relata cómo un rey fue asesinado porque no pudo traer lluvia en medio de una sequía.
En su comentario Dugin define con crudeza las reglas de la autocracia que gobierna Rusia: "Le damos al gobernante la plenitud absoluta del poder, y él nos salva a todos, al pueblo y al Estado, en un momento crítico. Si para esto se rodea de espíritus malignos o escupe a la justicia social, esto es desagradable, pero que por lo menos nos salve".
El recado a Putin ha corrido por las redes sociales: "La autocracia tiene un inconveniente. Plenitud de poder en caso de éxito, pero también total responsabilidad en caso de fracaso". Dugin ha pasado a catalizar la decepción rusa ante una guerra expansionista que está expandiendo más bien poco.
La marcha atrás en Jersón, "no es una traición, es un paso hacia Armagedón. Las condiciones de un Occidente vencedor, esa civilización de Satán, nunca serán aceptables para Moscú» abunda el druida de Putin, que durante años alimentó con sus pócimas chovinistas la idea del Russkiy Mir,el Mundo Ruso, que debía prevalecer en Europa del Este y Eurasia, consideradas tierras vacías de contenido político y cultural más allá del galope imperial moscovita.
Entre líneas
Durante mucho tiempo, Dugin ha sentido un odio visceral hacia los ucranianos que se resisten a ser asimilados por la "madre Rusia".
Después de que docenas de manifestantes prorrusos murieran durante los enfrentamientos en Odesa en mayo de 2014, dijo: "Ucrania tiene que desaparecer de la Tierra y reconstruirse desde cero o la gente necesita recuperarla. Creo que la gente en Ucrania necesita una revuelta total en todos niveles y en todas las regiones. Una revuelta armada contra la junta, no solo en el sureste.
En conclusión
Para Dugin, "su centro es el pueblo ruso. Y está abierto a aquellos pueblos que combinan su destino con el destino del pueblo ruso".
Para él, el conflicto en Ucrania es parte de una batalla existencial entre la laxitud de Occidente y una sociedad construida sobre la tradición, la jerarquía y la fe cristiana ortodoxa.
En el mundo de Dugin, el destino de Rusia "no estará completo hasta que unamos a todos los eslavos orientales y a todos los hermanos euroasiáticos en un gran espacio. Todo se deriva de esta lógica del destino, al igual que Ucrania".
En esta oportunidad subrayó lo siguiente: Optaron por «romper al enemigo y aplastarlo, demostrar que podemos». «La rendición de Jersón dice al mundo lo contrario», lamenta.
El dictamen de Dugin es claro: tras entregar Jersón, ni un paso atrás. O será el propio zar el que tendrá que entregarse.