El temor de los venezolanos se cumplió, y es que la crisis económica venezolana arrasó con sueldos y los pocos alimentos que habían en los anaqueles. Los economistas auguraron en noviembre del 2017 que la situación para el primer trimestre del 2018 empeoraría, pero como siempre Maduro ignoró el asunto, incrementó el salario alocadamente y ahora todos los ciudadanos pagan los platos rotos.
PDVSA incapacitada de producir el petróleo demandado por el mercado internacional
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Desde hace un buen rato la economía del país entró oficialmente en hiperinflación, lo que significa que por más que aumente el sueldo los precios seguirán impagables para los venezolanos. Aunque podrían ser especulaciones, la realidad es que Venezuela es el “único país” que cerró con una inflación que superó el 2.700% en 2017. Un descontrol total que hace cada día más pobres a los ciudadanos.
Hambre pareja
Según un trabajador del mercado socialista Pdval que no quiso ser identificado, reveló a El Cooperante, que todos los trabajadores “pasan hambre”. El hombre de 53 años, que labora en una de las sedes del dicho mercado en Caracas, expuso que la mayoría de los trabajadores están hundidos en la necesidad, que están en desacuerdo con el Gobierno y reconoce que en el país hay una “hambruna”.
“Yo trabajo con el Gobierno, pero estoy molesto con el Gobierno (…) Antes teníamos beneficios. Nos daban siempre bolsas de comida y nuestro sueldo nos alcanzaba. Ahora si nos dan una harina, es mucho”, expuso el trabajador.
La necesidad no mide “raza, color o ideología política” y tristemente el pueblo obrero al que tanto nombra Maduro en sus cadenas nacionales, está pasando hambre y trabajo. Días atrás aproximadamente 50 trabajadores de Bolivariana de Puertos (Bolipuertos), del estado Vargas, protestaron para exigir aumento de sueldo.
“La situación país nos está comiendo; esto está calando nuestro huesos. Se nos está llevando la moral, estamos perdiendo la juventud, la salud”, dijo uno de los trabajadores en medio de la protesta.
El vocero sindical, Ismael García, alegó que se mantienen con un pensar revolucionario pero que las familias demandan comida “y no hay cómo responder”. Conforme pasan los días, la situación empeora y Maduro insiste en priorizar otros asuntos (donde el pueblo no está incluido). Altos precios, escasez, hambre, miseria, delincuencia y otros problemas se suman a la larga lista de tragedias del venezolano, que hoy por hoy siguen vigentes y haciéndose más fuertes.