Con más de 483 millones de personas, el español se mantiene como la segunda lengua nativa en el mundo, solo por detrás del chino, gracias a su potencia demográfica. México, Colombia, España y Argentina son los países que concentran a los hispanoparlantes, seguidos en quinto lugar, por Estados Unidos, donde 41 de sus 327 millones de habitantes (12%) lo tienen como lengua materna, y es en estos 41 millones es donde el español se juega su futuro geopolítico, reseñó El Confidencial.
El Político
El portal destaca que los hispanohablantes en Estados Unidos viven en un contexto radicalmente distinto. Su lengua es minoritaria y no la usan en su contexto diario, ni en su educación ni en el desempeño de su labor profesional. La usan en su casa. Es decir, viven y se mueven en un entorno anglófono que desincentiva su transmisión a las siguientes generaciones. Este sección de la población es clave para mantener vivo nuestro idioma en la -todavía- mayor economía del planeta.
El español podría romper esta tendencia y destruir el mito de EEUU como “cementerio de idiomas”, donde las diferentes comunidades de inmigrantes acaban abrazando el inglés como idioma único al cabo de dos o tres generaciones. Para lograrlo, el Instituto Cervantes ha anunciado la apertura de una nueva sede en EEUU -donde ya está presente en Nueva York, Chicago, Harvard y Albuquerque- en Los Ángeles.
“Queremos mostrar nuestro interés por identificarnos con la población hispana de EEUU. Será un centro con la intención de ser una casa de la hispanidad en este país”, explica Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, en una entrevista con El Confidencial previa a la presentación de su el informe anual “El Español en el Mundo” de 2019 en la Biblioteca Central de Los Ángeles.
Pilar de identidad
Las razones son de peso. Los Ángeles no solo es el condado con más población hispanohablante de todo el país norteamericano. Es, además, un aliado estratégico en la construcción de un futuro para el español de EEUU, el que más puede crecer a largo plazo y subsistir los cambios generacionales. De hecho, el informe de este año afirma que esta disminución del uso del español se está ralentizando en los últimos años y ya está por debajo del 10%, poniendo en duda la creencia de que las terceras generaciones abandonan su lengua familiar.
Esto se traduce en que una parte importante y creciente de los hispanos nacidos en EEUU, lejos de abandonar el idioma a medida que se integran en el país, se esfuerzan por no perderlo. El español deja poco a poco de ser el idioma de los recién llegados, sinónimo de inmigrante, para empezar a ser abrazado por las terceras generaciones, concluye el portal.
Fuente: El Confidencial