El hallazgo de fotos sensibles de Hunter Biden, hijo del presidente Joe Biden, ha generado controversia y ha sido objeto de debate en los medios de comunicación y en la opinión pública.
El Político
El hijo de Joe Biden y Neilia Hunter -quien falleció en 1972 en un accidente de tráfico en el que también perdió la vida su primogénita, Naomi Biden- está relacionado con la publicación de 9.000 fotografías íntimas que guardan contenido sensible.
En ellas, se le puede ver con prostitutas, armas y drogas, incluso se ve desnuda a su cuñada, quien se convirtió en su amante, reportó HuffingtonPost.
El propio Hunter Biden terminó gravemente herido, pero sobrevivió y alentó a su padre a que se casase nuevamente con Jill Biden.
Panorama general
El hijo del presidente mandó a reparar su laptop, pero nunca volvió por ella.
Con el tiempo, se venció el plazo estipulado para recogerlo y el dueño del local técnico consideró que el equipo ahora era de su propiedad. Sin embargo, antes de resetear el aparato electrónico, comenzó a investigar su contenido.
De esta forma, encontró todas estas imágenes y vio negocio en su venta. Vendió una copia al FBI, al asesor de Donald Trump y a medios de comunicación como el ‘New York Post’, el ‘Daily Mail’ y ‘Breitbart’.
Un total de 217 gigas de fotos e información, que suponen ser un capítulo más en la vida llena de escándalos de Hunter Biden.
Son instantáneas que se tomaron entre los años 2008 y 2019 y que fueron reveladas por Garrett Ziegler, un antiguo trabajador del expresidente de EEUU Donald Trump.
Ziegler declaró a Fox News que las imágenes fueron reveladas para que la opinión pública sepa “la verdad de la familia presidencial”.
Barr addresses Biden bribery probe shutdown questions, urges Hunter investigator to 'fish or cut bait' https://t.co/Bam2AXnQ0h
— Fox News (@FoxNews) June 9, 2023
¿Por qué es importante?
Hunter Biden, el segundo hijo del presidente de EEUU, Joe Biden, es el protagonista de una controversia que, de alguna manera, ha empañado en EE UU a su progenitor, pues ha sido aprovechada en varias ocasiones por la oposición política estadounidense.
Los escándalos son importantes porque pueden tener un impacto significativo en la reputación y la credibilidad de un líder político y en la percepción pública de su capacidad para gobernar.
También pueden erosionar la confianza del público en el líder y en su administración, así como en las instituciones gubernamentales en general.
En el caso de Joe Biden, los escándalos pueden ser considerados un dolor de cabeza porque distraen la atención de los asuntos importantes de la agenda política y pueden impedir que la administración se centre en sus prioridades y objetivos.
Además, estos hechos pueden generar controversia y división en la opinión pública, lo que puede dificultar la capacidad del presidente para trabajar con otros líderes políticos y para avanzar en su agenda.
Marcado por la tragedia y las adicciones
Hunter Biden nació en Wilmington (Delaware), la ciudad de residencia de su padre de entonces y de ahora, en 1970.
Es hijo del político demócrata y de su primera esposa, Neilia. Tenía apenas dos años cuando, en diciembre de 1972, a una semana de la Navidad y apenas cinco semanas después de la elección de su padre como senador de EEUU, un camión embistió el automóvil de la familia y se cobró la vida de su madre y su hermana pequeña, Naomi.
El accidente dejó a Hunter con el cráneo fracturado. Su hermano mayor, Beau (fallecido de cáncer en 2015, que fue militar y fiscal), salió mejor parado, con una pierna rota.
El actual presidente no iba en el auto. Acabó jurando su cargo ante el Senado desde una habitación de hospital. Desde entonces, acudió a su trabajo en tren.
Recuperado por completo, Hunter asistió a la Universidad de Georgetown y a la Facultad de Derecho de Yale y se graduó en 1996.
Más que inteligente, sus compañeros lo definen como sagaz. De su tiempo estudiantil se destacan, en paralelo, dos cosas: que se unió al Cuerpo de Voluntarios Jesuitas, un grupo católico de voluntarios para servir a las comunidades marginadas, y que en el campus conoció a su primera esposa, Kathleen Buhle, abogada igualmente y con la que se casó en 1993 y se divorció en 2017, una unión de la que tiene tres hijos.
Tras la muerte de su hermano en 2015 descendió a un infierno de adicción a las drogas y conducta autodestructiva del que circulan por redes sociales abundantes pruebas gráficas.
A todas luces, en unas circunstancias normales, la mera existencia del pasado de Hunter Biden sería un lastre para su padre, un motivo de preocupación constante en la Casa Blanca, como lo fueron en su día los negocios en Libia del hermano de Jimmy Carter o los contactos con el hampa del hermanastro de Bill Clinton.
Los escándalos de Hunter Biden, sin embargo, han sido cuidadosamente sepultados por la prensa generalista y las redes sociales, tanto EEUU como en el extranjero.
Se trata de un efecto colateral de monumental campaña de desinformación rusa, que sacudió el sistema político en las elecciones de 2016 y ha provocado una suerte de estrés postraumático que ha facilitado que florezca algo similar a un escrupuloso régimen de autocensura.
Esa autocensura la admitió la semana pasada un grupo de directivos de compañías digitales que testificó en el Capitolio a petición de los republicanos.
Por qué se investiga a Hunter
El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, dominado ahora por los republicanos, planea realizar varias audiencias que analicen a Hunter y sus tratos comerciales con empresas en China y Ucrania a lo largo de los años.
Entienden que son sospechosas y quiere saber si su comportamiento influyó en las decisiones de política exterior que tomó Joe Biden, como número dos y, sobre todo, como número uno del Gobierno federal.
El representante James Comer, republicano de Kentucky y nuevo presidente del citado Comité, declaró a la revista TIME en octubre que había razones políticas detrás de su empeño.
“Estamos investigando a Hunter Biden porque creemos que es una amenaza para la seguridad nacional y tememos que haya comprometido a Joe Biden”, aclaró. El presidente Biden niega estar involucrado en los negocios de su hijo como abogado y como lobista.
El comité de Comer celebró una audiencia el pasado 8 de febrero que cuestionó a exfuncionarios de Twitter sobre las decisiones que tomó la empresa de redes sociales en octubre de 2020 al suprimir temporalmente una noticia del New York Post sobre los negocios de Hunter en Ucrania, que se basaba en datos de una computadora portátil que supuestamente pertenecía al hijo del presidente.
Es el primer paso de lo que quieren que venga y se está cocinando ya.
El Comité Judicial de la Cámara, dirigido por el también congresista republicano Jim Jordan, está planeando su propio conjunto de audiencias para analizar a Hunter Biden.
Hata ahora, Jordan y el representante republicano de Ohio Mike Turner, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, han solicitado a exaltos funcionarios de Inteligencia del país datos de uno de los portátiles de Hunter, porque tenía según sus datos las “marcas clásicas de una campaña de información rusa”.
Algunos de los datos y correos electrónicos atribuidos a ese ordenador han sido verificados desde que saltó la denuncia por medios independientes como CBS News, The Washington Post y The New York Times.
Documentos internos
Antes de la comparecencia en el Capitolio de los exdirectivos de Twitter, el nuevo dueño de la red social, Elon Musk, entregó a los periodistas Matt Taibi y Bari Weiss miles de documentos internos de la compañía que confirmaban esa censura.
Ambos revelaron que la campaña de Biden no pidió a Twitter que suprimiera la noticia, sino que su silenciamiento fue decisión de los mismos directivos.
En 2022, ya con Biden instalado en la Casa Blanca, ocupado en otros asuntos como la retirada de Afganistán o la invasión de Ucrania, la prensa generalista norteamericana validó los correos de Hunter Biden.
El ordenador personal existió, las comunicaciones eran ciertas, los contactos con sospechosos empresarios y conseguidores ucranianos y chinos sí se dieron, tal y como publicaron, ya un año y medio después, el ‘Washington Post’, el ‘New York Times’, la cadena CBS y muchos más.
Pocos han entonado después el ‘mea culpa’. Algunas voces disonantes claman solas desde sus limitadas tribunas. Es el caso del columnista conservador del ‘Washington Post’ Marc Thiessen, que es además investigador en el American Entreprise Institute.
Según opina Thiessen, «esto es un escándalo que parece implicar un acuerdo ilícito entre el FBI, la Inteligencia y las plataformas de redes sociales para bloquear una noticia válida que podría haber dañado a Biden y ayudado en la campaña de reelección de Trump».
Ahora todo queda ya en manos del Ministerio Público. Falta ver si los fiscales de Delaware, donde residía Hunter Biden y donde apareció su ordenador, creen que procede imputarle delito alguno.
Y si en esta ocasión los medios y las redes sociales le darán el valor informativo que tiene.
En resumen
El hijo del presidente ha estado en el punto de mira de muchos ataques de la oposición política estadounidense.
Desde temas legales como las investigaciones acerca de sus negocios en China o Ucrania hasta aspectos más personales como su divorcio con Kathleen Buhle, quien relató todas sus adicciones e infidelidades en su libro publicado en 2022.
En el caso de los escándalos relacionados con la familia de un líder político, como el caso de Hunter Biden, es importante que se investiguen de manera justa e imparcial para determinar si hay alguna irregularidad o ilegalidad y para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas.
Aparte de la investigación puramente política -lo maticen como lo maticen los republicanos-, Hunter Biden es también objeto de investigaciones criminales sobre sus declaraciones de impuestos y una declaración que hizo en un formulario para comprar un arma de fuego.