El presidente estadounidense, Joe Biden, pronunció el martes el discurso sobre el estado de la Unión que marca la mitad de su mandato.
El Político
El demócrata se disponía a mostrar ante el Congreso los logros de su gestión, desde su gestión económica hasta su mensaje en defensa de la democracia, mientras que los republicanos tenían previsto alertar sobre el endeudamiento y la inflación
Sin embargo, una serie de tiroteos masivos en enero y, más recientemente, la aparición de un globo espía chino sobre los cielos estadounidenses.que ha exacerbado las tensiones diplomáticas, han tenido un impacto en este evento anual crucial, que comenzó a las 9 p.m. ET. “A mis amigos republicanos, si pudimos trabajar juntos en el último Congreso, no hay motivo para que no podamos trabajar juntos en este nuevo Congreso.
En detalle
Fue un discurso del Estado de la Unión combativo, ruidoso, desordenado en ocasiones. El segundo mensaje anual al Congreso que da el presidente Joe Biden se produjo en una atmosfera sin precedentes en la historia reciente de los discursos presidenciales.
Paradójicamente empezó con un llamado del presidente al Congreso, cuya Cámara Baja está ahora bajo control de la oposición republicana, a trabajar juntos. Hasta hubo aplausos de congresistas de ambos partidos a ese llamado a la concordia.
Pero rápidamente las cosas se pusieron tensas cuando los republicanos empezaron a responder los dardos que Biden les arrojaba, como asegurar que “algunos, no todos” querían acabar con la Seguridad Social y otros programas de asistencia.
Y si fue notable el que algunos en la bancada republicana faltaran a las tradicionales reglas de comportamiento que marcan la solemne ocasión de un mensaje presidencial a ambas cámaras en el pleno, también lo fue el que Biden decidiera responderles, y hasta desafiarlos, cada vez que era interrumpido.
Comportamientos impensados en otros discursos presidenciales
En las escasas ocasiones en que un presidente ha sido interrumpido por algún congresista este lo ha ignorado, como fue el caso de Barack Obama en 2009 cuando el republicano Joe Wilson le gritó “mentiroso” después de que el entonces presidente asegurara que su plan de reforma de salud no ampararía a inmigrantes indocumentados.
En esa ocasión, los gestos de asombro y reprobación que desde el podio detrás de Obama lanzaron el vicepresidente Joe Biden y Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara Baja, mostraban la sorpresa por la grosera intervención de Wilson. El propio liderazgo republicano lo condenó y, finalmente, el representante por Carolina del Sur envió sus disculpas a la Casa Blanca.
Esta vez, es difícil imaginarse que la representante de Georgia Marjorie Taylor Greene vaya a disculparse con el presidente por haberle gritado de pie “mentiroso” cuando Biden habló de ese supuesto plan republicano de eliminar programas de seguridad social.
Es difícil también pensar que el liderazgo encabezado por Kevin McCarthy vaya a exigir a Greene y la docena de otros representantes mal comportados de la noche que respeten la majestad del momento y de la presidencia y que no vuelvan a hacer escenas como las que se vieron durante el mensaje.
McCarthy tiene un control precario sobre la parte más conservadora de su bancada, algunos de los cuales le hicieron difícil el que resultara elegido como presidente de la cámara y debe reservar la poca influencia que pueda ejercer sobre ellos para cuando tengan que alinearse en temas legislativos.
McCarthy había dicho antes que no habrían interrupciones al mandatario y cuando se produjeron se le vio al menos un par de veces tratando tímidamente de llamarlos a la calma.
Cuando el presidente responde a los abucheos
Si bien los republicanos faltaron al protocolo, el presidente Biden pareció incentivar esos brotes cuando los señalaba para reforzar partes de su mensaje o cuando abiertamente los desafiaba: “contacten a mi oficina, para que les muestren el plan”, les dijo en aparente referencia a la propuesta que hace el senador de Florida Rick Scott a quienes gritaban porque los acusaba de querer eliminar los programas sociales.
En vez de sorprendido o ofendido, Biden lució divertido con el desorden que surgía de la bancada republicana. Cosa que podría resultar rara, dado que pasó varias décadas en los pasillos del Congreso y ha dicho en más de una ocasión que venera la institución.
Aunque nada de lo pasaba se parecía a los que “institucionalmente” debería suceder durante un Estado de la Unión, Biden en enfrascó con esos congresistas republicanos que lo abucheaban, a veces con humor, a veces con amenazas de vetar legislación que él considera que no favorece a las clases trabajadoras.
Fuente: Univision